Nelson Domínguez y el acercamiento al arte

Nelson Domínguez y el acercamiento al arte
Foto: CREART YouTube

La identidad y los recuerdos vividos a través de la vida comparten un nexo único en la obra de Nelson Domínguez. En disciplinas como la cerámica, la pintura, el grabado, el diseño y la escultura, el espectro creativo de Nelson queda explicitado en un compendio, en el que la representatividad de sus obras y el acto de asumir la creación desde el espíritu más ingente y manifiesto, llenan de significados sus piezas.

“Dicen que lo más difícil es lo elemental, porque implica una acumulación de experiencias y hechos (…) En realidad, no tengo temas que me interesen en particular. Mi máxima pasión será al final del camino, mirar hacia atrás y decir: `aprendí a pintar´. Es lo más importante. Pintar. Después los mensajes que dices son más personales. El mensaje de una obra puede ser diferente para las personas, unas le dan un sentido, otras lo interpretan distinto”, declaró en una entrevista.

La exégesis de su obra permanece, como otros trabajos artísticos, abierta a interpretación. Mas en Domínguez primero está el diálogo con él mismo y aquello por expresar en su propia subjetividad, y luego el resultado abierto a interpretación de otras subjetividades. En ese apartado, la fenomenología discursiva puede abarcar mucho terreno en las creaciones de este autor sin agotarlo y eso dice mucho del reclamo imperecedero para con el acto creativo.

Ello también queda resumido en las siguientes palabras que le dedicara el ya fallecido crítico de arte Rufo Caballero:

“En Nelson hay gozo, intensidad, fruición de la vida; y ello es indicado, como mismo el dolor, desde la violencia de lo que estalla, de lo que se expande, de lo que reverbera y bulle; de las colisiones que implican vida y crecimiento, de los encuentros que entrañan la procreación. En Nelson tenemos un expresionismo vital, orgánico; dramático más en el sentido del orgasmo, de la acción gloriosa, que del grito o el reclamo furioso.

“Luego, es un expresionismo donde los significantes, más que adensar el concepto o las nociones sobre la vida, los comportan ellos mismos. Donde la expresión se encarga, no de configurar, sino de figurar el sentido. No hay obra física como la de Nelson, y en tal dirección se precisa adelantar un tanto los mecanismos expresivos que reportan la singularidad del expresionismo en el artista; procedimientos que revisten decenas de posibilidades y de actitudes constructivas”.

Otros han apuntado la singular originalidad, el estilo inaprensible y único de sus cuadros, la permanencia de elementos vitales o la profusión de colores en piezas de gran tamaño. “Lo que más soy es colorista, mi paleta de color es a lo que yo quiero hacer (…) en una pintura mía hay casi todos los colores, pero muy administrados (…)”, comentó en una ocasión.

Nelson Domínguez posee una trayectoria amplia y variada que sigue de forma consciente un camino singular: aquel marcado por su propio intelecto, sin renegar la expresividad para enaltecer ese primer acercamiento al arte, y sin encasillarse tampoco en un momento, gracias a la polifacética maestría cultivada durante su vida.

Lázaro Hernández Rey