Nicolás Dorr y el encargo del escritor

Nicolás Dorr y el encargo del escritor
Foto: La Jiribilla.

El novelista y dramaturgo cubano Nicolás Dorr Udaeta, alejado de convencionalismos, conjuga en su labor el surrealismo, la comedia, el absurdo y la farsa, con matices de irreverencia, ironía y el cuestionamiento a las apariencias sociales.

Con 14 años Nicolás se instituye como el escritor de teatro más joven de Cuba con el estreno de Las pericas, el 3 de abril de 1961. La puesta, considerada un clásico de la dramaturgia cubana, le abrió nuevas posibilidades creativas en la escena y le valió el reconocimiento nacional.

El estimado crítico Rine Leal comentaba de este modo la trascendencia de esa presentación: “La gente inteligente se pone de acuerdo en un punto: ha nacido un nuevo autor que no se parece a ningún otro en Cuba”.

Antes de cumplir veinte años, ya había publicado su primer libro, el cual estuvo prologado por Osvaldo Dragún, intelectual uruguayo, quien desarrolló un seminario de dramaturgia que fuera determinante para el desarrollo de la escena en el país y en el cual participó el propio Nicolás.

Con más una veintena de piezas teatrales, nunca fue un escritor complaciente. Sus trabajos abarcan un universo integrado a la vida de los personajes, en los que el impulso y las ganas de crear, respaldan el talento y la sensibilidad conscientes y avalan una trayectoria fecunda.

Varias de sus obras fueron llevadas a la televisión y al cine, Una casa colonial integró el programa de enseñanza del Ministerio de Educación, y Las pericas fue la primera pieza teatral cubana versionada para el ballet.

Dorr recalcaba la importancia de habitar la realidad en sus creaciones y en más de una ocasión distinguió el matiz educativo del teatro. Licenciado en Lenguas y Literaturas Hispánicas en la Universidad de La Habana, se desempeñó como profesor por más de 40 años, en los cuales disertó en espacios académicos dentro y fuera de Cuba.

Ese empeño educativo también estuvo volcado en las tablas. Dirigió el Teatro Popular Latinoamericano y el Grupo Rita Montaner, así como los teatros Martí y el Sótano, y realizó artículos y ensayos sobre la dramaturgia cinematográfica y teatral.

Entre sus trabajos dramáticos más notables está La chacota, Confesión en el barrio chino, Una casa colonial, Confrontación y La sagrada familia, así como las novelas El legado del caos (2013), y Del otro lado del río (2017).

Merecedor de respeto y reconocimiento, fue condecorado con la Orden por la Cultura Nacional, la Medalla Alejo Carpentier 2002, el Premio Nacional de Teatro 2014 y el Premio de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), de novela Cirilo Villaverde 2017.

Su recorrido por las tablas es un testimonio de amor y entrega incondicional hacia la misión que para él tiene todo escritor: la de ser un portavoz de los problemas y situaciones del hombre en su constante búsqueda de la felicidad.

Este 3 de febrero, recordamos a Nicolás Dorr Udaeta en el aniversario 77 de su natalicio.

Lázaro Hernández Rey