¿Por qué interesa a una buena parte de las audiencias la serie turca Marasli?

¿Por qué resultó de interés para una buena parte de las audiencias la serie turca Marasli?
La interrogante nos hace reflexionar sobre códigos y señales nada novedosos, pero bien ubicados en una trama violenta, excesivamente violenta.
Pensemos: diferentes audiovisuales y géneros acuden a las confrontaciones entre bandos en pugna y al constante juego con las expectativas, orientado a descubrir algo desconocido o detectar nuevas máscaras en personajes tipos.
Pero el referido relato protagonizado por Marasli (Burak Denis) y la bondadosa e ingenua Mahur Türel (Alina Boz) llevan el curso de la historia hacia disímiles sucesos y situaciones que sorprenden constantemente.
La indagación: qué ocurrirá hoy, mantiene “atrapados” a públicos de diferentes edades motivados por el afán de vivir aventuras inimaginables. Incluso, los más avezados en este tipo de producción, prefieren esa especie de disfrute que se crea ante la posibilidad de descubrir posibles soluciones a conflictos añejados en las historias de los personajes.
También es preciso seguir los diálogos que sostienen informantes, vengadores y asesinos. Ese intercambio o maneras de enfrentamientos permiten desarrollar la acción dramática ante la mirada atenta de las personas.
Entonces, la acción física adquiere sentido dramático por su significado humano y se revela como el medio más rico y sutil de expresión del carácter.
Todos los personajes de la serie quieren algo, saben por qué luchan, cuál es su meta en la desesperada carrera de la existencia.
Es preciso ver más que mirar lo que se dice y cómo se dice. Los realizadores de Marasli pensaron detenidamente en el manejo de la categoría ambiente, esta incluye la atmósfera en que viven los personajes y en el desarrollo de sus acciones.
Miradas, silencios largos o temporales, forman parte de una estrategia dramatúrgica, en la que la carga semántica de sentido moviliza estados psicológicos y anímicos difícil de olvidar.
Los guionistas y realizadores turcos y los de otros países son conscientes que, en la actualidad, se multiplican cámaras y micrófonos en diferentes contextos a una velocidad vertiginosa.
El entretenimiento y la información son entregados en el domicilio. Lo que conociste hace un minuto ya no es noticia.
¿En qué mundo vivimos? Prepondera en el panorama mediático el poder de grupos económicos privados, ellos conquistan mercados, difunden mensajes de todo tipo y borran las jerarquías culturales.
Pululan por diferentes el peor reality show, la invasión impúdica del espacio íntimo, privado y la vulgarización sin límites.
Dado dicho panorama, la puesta Marasli hace énfasis en refranes, determinada filosofía de vida y desliza en bocadillos de personajes-tipo como Mahur: “no encontrarás tu camino si olvidas quién eres” y “las buenas personas son importantes para mí”.
Según el guionista estadounidense Howard Lawson: Un conflicto dramático debe ser un conflicto social. Dicho precepto es asumido en la serie.
De manera continua, las imágenes “hablan” en fotos fijas y en movimiento. Capítulos, escenas, retrospectivas, lo que vemos en la pantalla televisual, tiene significado y prominencia, abre abanicos provocadores al profundizar en los seres humanos tras sacar a la luz sus complejidades, actitudes y valores formativos.
Hoy hablamos de la visualidad, lo que es necesario ver –no solo mirar- para movilizar a las personas y producir la criticidad cognitiva.
Nunca abandones tu perspectiva de espectador o espectadora activa al analizar los procesos dramatúrgicos que en el audiovisual iluminan las ideas y el pensamiento.