Radio Enciclopedia y sus originales voces: María Cecilia Lima

Una de las voces preferidas de los oyentes de Radio Enciclopedia lo fue sin dudas, la de María Cecilia Lima. De tesitura grave, era típico en ella, sin embargo, su suavidad en la dicción, su ritmo muy pausado y acariciador, que invitaba a mantenerse en su compañía a través de las ondas de radio.
Según investigaciones y registros históricos, su presencia en la planta data de los años sesenta del siglo XX, siendo una de las primeras voces femeninas que, junto a Rober Martin y Enrique Goizueta, se incorporó a Radio Enciclopedia, cuando aun las transmisiones se llevaban a cabo desde el edificio situado en la calle 26, de Nuevo Vedado.
Reconocida voz solista de Cita en Enciclopedia en sus programas al aire en mitad de la mañana, en cada formato que tuvo el espacio durante su cambiante historia, María Cecilia Lima presentaba sus dos intérpretes y autores que se daban la mano en el encuentro de media hora entonces, tan gustosamente como después se refirió a los distintos temas que le presentaba el o la guionista en funciones.
Cecilia destacaba por su alabanza sin límites cuando algún proyecto o idea nueva le agradaba, y le encantó ser seleccionada para desarrollar los espacios Mi tarde contigo en sus inicios, cuando salió al aire de 2:30 a 4:00 pasado meridiano, en vivo, en 1994, de la mano de María de los Ángeles Vivero; y más adelante, Al caer la tarde, de 4:00 a 6:00, escrito y dirigido por varias de las jóvenes guionistas y directoras que nos formábamos en la emisora, sin prejuicio alguno.
Cuando para la madrugada fue creado hace más de una década En la intimidad del silencio, por Ileana Sánchez González y Gustavo Delfín Béquer -espacio que hoy escribe y dirige María de los Ángeles Vivero-, María Cecilia Lima prestó su voz suave e inconfundible para lucir las diferentes secciones de poesía, geografía, historia, así como las frases célebres que adornaban las cuatro horas de transmisión. Prueba de su aceptación eran los mensajes que llegaban, no solo de estudiantes y trabajadores cubanos que empleaban la madrugada en estado de vigilia para desarrollar sus labores, sino desde puntos distantes de la superficie terrestre, que, con el cambio de husos horarios, escuchaban la emisora de día a través de internet y la identificaban con ese extenso espacio de nuestra madrugada, por ejemplo, desde Rusia o Japón.
En el plano personal, se le recuerda a Ceci, como la llamábamos, con cariño, por su amor a los animales, especialmente a los cachorros, en consonancia con su carácter muy sensible, su emoción a flor de piel; así como por su manera exhaustiva y minuciosa de describir cualquier objeto o idea, y su buen gusto por los detalles elegantes en el vestir y el decir. De la misma manera, se incorporaba con placer y alegría a juegos colectivos, como intercambios de regalos o El amigo secreto, que decidíamos desarrollar los más jóvenes ante fechas significativas, como el fin de año o el Día de los enamorados. También estaba muy atenta a los cumpleaños de sus compañeros, a quienes agasajaba discretamente con frases, mensajes o dulces.
Quede así en el recuerdo y el corazón de sus amistades y colegas, y también, por qué no, en la audiencia agradecida, la susurrante y tierna voz de María Cecilia Lima, una de las sonoridades más singulares que tuvo Radio Enciclopedia en su equipo de locución por casi medio siglo, cuando ya hoy la existencia de esta dama de la dulzura no pertenece al mundo material.