Sara González, en la memoria de Cuba
Decir Sara González es nombrar la virtud, la nobleza, la pasión, también la alegría criolla y el patriotismo rebelde.
La hermosa niña de mirada celeste y cabellos dorados, hija de familia obrera y afectuosa, nació en la barriada habanera de Marianao el 13 de julio de 1951. De cualidades vocales excepcionales para el canto, estudió música y encontró amigos que estimularon su caudaloso talento.
Sara, muy joven aún, se unió al Movimiento de la Nueva Trova, junto a sus fundadores y en 1972 al Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, guiado por el maestro Leo Brouwer. De su aprendizaje para el arte y el trabajo cotidiano, reconoció las grandes enseñanzas de esa etapa.
El talento de esta mujer icónica de la música bella e inteligente en los comienzos de la revolución logró mayor alcance como compositora de canciones para la filmografía criolla, así como de otras de temática patriótica y amorosa.
Resulta memorable su labor musicalizando versos de José Martí, tanto como el desempeño en varios formatos sonoros, por lo que en todos los proyectos su potente voz, la interpretación exquisita y la entrega entusiasta, hicieron de Sara González figura legendaria.
Importante en la trayectoria de la juglar fue su actuación durante más de 25 años como cantante líder del grupo Guaicán, dirigido por Pepe Ordás.
Premio Cubadisco 2002 y orden Félix Varela de primer grado, fueron reconocimientos al servicio para la cultura nacional de una mujer extraordinaria.
Decir Sara González es nombrar el canto de gesta más alto de la mujer cubana, que a pesar de su muerte el Primero de febrero de 2012, continúa vibrando en el pentagrama heroico de la Patria.
Escrito por Katia Camejo Montpeller/Radio Cadena Habana