Seguimiento a Cubadisco en los medios de comunicación audiovisuales y los espacios públicos

La Feria Internacional de la Industria Musical Cubadisco cerró sus cortinas. Pero, su jerarquía artística no debe limitarse a la trascendencia en memorias instantáneas de programas organizados durante la celebración del evento.
Pensemos en la prominencia de Cubadisco, y su condición de feria internacional de la Industria Musical.
Acto creativo destinado a los registros de huellas sonoras, melódicas, rítmicas, y la información sobre el arte contemporáneo, el fonograma es imprescindible como soporte del instante de la interpretación musical; establece prioridades, destaca géneros y logra un notable impacto en los públicos.
Los valores patrimoniales y las nuevas propuestas incluidas en Cubadisco nutren la transmisión de mensajes, símbolos, modos de vida; el conocimiento de la amplia gama de productos y servicios asociados al arte musical.
La dinámica de la Feria Internacional de la Industria Musical propició relaciones entre la creación y las acciones de empresas; pues estas llevan adelante procesos para materializar realizaciones discográficas, y contribuyen a transformar el bien cultural del disco en el producto o servicio dirigido a públicos heterogéneos.
Recordemos fonogramas premiados en la historia de Cubadisco que han hecho patente la relevancia del evento en Cuba y el mundo.
Por ejemplo, Sacrilegio, del pianista y compositor Ernán López-Nussa, Gran Premio Cubadisco 2014, lo ilustra.
Cada fonograma es un todo. Quienes intervienen en él aportan sus estéticas particulares en provecho del conjunto discográfico.
Quizás poco pensamos en la prominencia que le otorga la Feria Internacional de la Industria Musical a determinados instrumentos de vigencia total en la cultura sonora y rítmica cubana.
Recordemos, el primer instrumento de factura europea que improvisó en la música cubana fue el piano. Más tarde, el arte de la improvisación ocurrió con la flauta danzonera y la trompeta de Lázaro Herrera en el son.
Debido a estos antecedentes, los primeros músicos que en Cuba mezclaron el fraseo del jazz con los ritmos cubanos fueron los pianistas.
Así sucedió hacia los años cuarenta del pasado siglo XX. Coincidentemente, con las vísperas del mambo en la música bailable y el movimiento del filin en la canción y en el bolero cubanos.
Colocamos estas reflexiones desde el pensamiento crítico para enriquecer los saberes de las audiencias interesados en saber de dónde venimos, quiénes somos y cómo avanzamos en futuras renovaciones fonográficas.