Seguridad Personal, bellas páginas de heroísmo y audacia

Preservar, proteger, cuidar, acompañar, defender la vida de los principales dirigentes de la Revolución Cubana: estas pudieran ser en síntesis las funciones que con total entereza y fidelidad, sin escatimar horas ni desvelos, han cumplido cada día, durante 64 años, los miembros del Cuerpo de Seguridad Personal, que hoy conforman una Dirección dentro del Ministerio del Interior.
Unos ejercen su magnífica profesión en la «primera línea». Desde otras labores útiles y confiables están los que aseguran en la retaguardia el desempeño vital de esas funciones, a los que las ejecutan de manera más cercana a los dirigentes.
En total, se trata de mujeres y hombres inmensos en su quehacer, que burlan cada día el empeño de los enemigos de la Revolución por eliminar a nuestros líderes, intentos que suman centenares, sobre todo hacia las figuras de Fidel, Raúl Castro y la Generación Histórica de la Revolución.
El muro invisible de la Seguridad Personal ha sido un escudo infranqueable durante casi seis décadas y media, pero su sabia herencia les llega desde las filas mambisas, y quizás desde mucho antes. ¡Cuánta gente valiosa se ha tenido que proteger para alcanzar los objetivos supremos de la Patria! ¡Cuánto sacrificio anónimo, modesto, incondicional, atesora la Revolución desde su pueblo! ¡Cuánto de intuición acumulada!
Sus combatientes y trabajadores civiles no sólo se preparan física y teóricamente; también se mantienen actualizados del acontecer nacional y del mundo, se caracterizan por su profesionalidad, su ética, su inteligencia innata para estar atentos siempre a cualquier indicio de peligro, por muy pequeño que sea.
Tienen plena conciencia de la responsabilidad que asumen ante el pueblo del que forman parte. Impresiona verlos actuar con precisión, con dominio pleno de los escenarios, con total disciplina y concentración, como un imponente aparato de seguridad, que es garantía de la vida y de tranquilidad.
Ellos siguen escribiendo hermosas páginas de heroísmo y audacia, llevan en el puño un corazón. Y reciben hoy el abrazo repartido, el cariño y reconocimiento de un pueblo que los sabe grandes, desde la humildad del deber. Son un ejemplo a seguir, un referente de responsabilidad y empeño, con una magnífica hoja de servicios a la Patria.
A esos magníficos escoltas, a quienes en 1996, en ocasión del aniversario 35, el Comandante en Jefe Fidel Castro calificó como su familia, sus padres, tíos o hermanos, va dirigido nuestro sincero homenaje.
Para ellos ¡muchas felicidades!
Artículo relacionado: Reconoce presidente de Cuba labor de Dirección de Seguridad Personal