Sentir una época en la Casa del Vedado

Con el donaire de una buena anfitriona recibe al visitante la Casa del Vedado, que se alza majestuosa en una céntrica calle habanera. Esta mansión de estilo ecléctico -abierta al público el 11 de julio de 2007- fue construida en 1921 en terrenos comprados por el accionista de los almacenes de la Isla de Cuba, Manuel Campa Álvarez, quien encargó la edificación al prestigioso arquitecto José Roselló, y fue concluida en tan solo 204 días hábiles.

Refieren documentos de la época que en la vivienda -conocida por Villa Angelita-, se emplearon los mejores materiales de esos años, como la piedra en la fachada, maderas preciosas para toda la carpintería y el mármol en sus pisos. Fue colocado el mobiliario apropiado en cada espacio, entre los que sobresale el juego de cuarto art nouveau en la habitación matrimonial, más todos de estilo y acompañados de objetos decorativos de gran valor artístico, como porcelanas, opalinas y biscuit; bronces y plata.

Junto a estos se encuentran obras de distinguidos autores como Esteban Valderrama y Aldo Gamba, y otros como Antonio Wapon, José A. Bencomo Mena, Ramón Loy y Juan Gil García; y como dato curioso, aún se escucha el sonido del fonógrafo.

La casa fue un regalo de bodas del acaudalado comerciante a su hija, Ángela Lucina Campa Agredo, quien contrajo nupcias con José Ramón Rivón y Alonso, accionista de la Joyería Cuervo y Sobrino; ambos residieron allí por largos años sin hijos ni herederos. Ella fue su dueña desde 1921 hasta su muerte en 1998.
Intervenida por la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana en 2007, el proyecto arquitectónico fue realizado por el Grupo de Rehabilitación del Malecón y el diseño de ambientación por el arquitecto Severino Rodríguez y la licenciada Margarita Suárez.
Su principal atractivo consiste en la posibilidad que ofrece para el conocimiento de esa barriada, urbanización, arquitectura, modos de vida, costumbres y tradiciones de los habitantes de la zona, fundamentalmente en la década del 20 del pasado siglo.

La mansión ha sido ambientada como si en ella habitara una familia; por eso el diseño no responde al clásico museo que muestra los objetos en vitrinas, sino a la manera en que sus dueños harían uso de ellos en el desempeño cotidiano.
La residencia acoge al público a través de visitas dirigidas que se realizan previa reservación telefónica dada sus características de casa ambientada.
Fotos: Raúl Abreu (Revista Arte por Excelencias).