Sergio Vitier en la memoria

Sergio Vitier en la memoria
Foto: Tomada de Radio Habana Cuba

Recordamos hoy, 18 de enero, al maestro Sergio Vitier en el aniversario 75 de su natalicio. Guitarrista, compositor, orquestador, su versatilidad le mereció en 2014 el Premio Nacional de Música.

El compositor sublime, alejado de cualquier elitismo y apegado a los elementos raigales de la música cubana en algún momento comentó: “Si quieres ser músico de verdad, tienen que abrir tus poros y el corazón a la experiencia y la intuición humanas, quiero decir a la cultura y a la sensibilidad”.

Nada más cercano para describir la vida de compromiso y dedicación de quien, con talento y un apego por lo autóctono, desbordara una maestría absoluta acompañado de la guitarra.

Sus padres fueron la poetisa Fina García Marruz y el ensayista y poeta Cintio Vitier. En su período formativo contó con la presencia de reconocidos maestros, entre los cuales estuvieron Elías Barreiro, Isaac Nicola, Federico Smith, José Ardévol, Leo Brouwer, además de José Loyola y Roberto Valera en el Instituto Superior de Arte (ISA).

Fue parte de diferentes grupos como Los Armónicos, la Orquesta Cubana de Música Moderna, el Grupo de Experimentación Sonora del Icaic y el Grupo Nuestro Tiempo.

Cuando en 1968 funda la agrupación ORU, ya Sergio había transitado por lo experimental, lo vanguardista, en un contexto en el que sus experiencias decantaron por un resumen magistral y creador de la tradición académica y de los componentes rituales y orales afrocubanos.

Poseedor de una inusitada capacidad para la innovación, Vitier creó en base al conocimiento de técnicas contemporáneas de orquestación, al tiempo que fusionaba elementos sonoros hispanos con otros de origen africano.

Esa maestría la evidenció en su música, integrada por discos como Cuerdas cubanas, Nuestra canción, Concierto habanero y Cruce de caminos, material en el que reunió a reconocidos músicos como Ernán López-Nussa, Javier Zalba y Pancho Amat. Gran parte de sus piezas integran la fonoteca de Radio Enciclopedia.

Con más de 50 bandas sonoras para filmes, programas de televisión, teatro y funciones de ballet, la impronta de Vitier distingue la creación musical como sustento integral del material artístico.

En el cine, por citar algunos títulos, compuso la música para Girón (1972), De cierta manera (1974), El brigadista (1977), Guardafronteras (1980), Caravana (1990), Quiéreme y verás (1995) y Roble de Olor (2000). Para la televisión participó en las bandas sonoras de series como En silencio ha tenido que sery Julito el pescador junto a su hermano el también compositor José María Vitier.

Su trabajo contó con el reconocimiento de las instituciones cubanas. Muestra de ello fueron los reconocimientos recibidos en vida, como fue el caso del Premio Egrem 1997 con Homenajes, el Cubadisco 2000 por Travesía y el del 2001 con Nuestra canción.

Siete años han transcurrido desde su partida física, su legado e impronta en la música perviven por la presencia de su obra y la influencia de la misma en el acervo cultural cubano.

Lázaro Hernández Rey