Sobre el animado Raptus premiado en el 46º Festival de Cine de La Habana
Suele pensarse que el animado es una expresión cultural destinada solo a la infancia. Su repercusión en los universos cinematográficos y audiovisuales internacionales demuestra la prominencia alcanzada como arte mayor destinado a todos los públicos.
En este sentido, creadores consagrados y jóvenes aportan talento y magisterio a los Estudios de Animación del Icaic. Durante 65 años esta institución estimula el género como acontecimiento trascendental para la historia del cine cubano.
Reflexionamos sobre el animado documental Raptus, de la guionista y realizadora Ivette Ávila Martín. En el reciente 46º Festival Internacional de Cine Latinoamericano de La Habana, la puesta obtuvo los Premios Coral y el de la crítica cultural del Círculo de Cultura de la Upec y mención de la productora Caminos del Centro Memorial Martín Luther King.
La realizadora cuenta una historia real de violencia en la voz de su protagonista. Despliega en el material, el proceso creativo con el que lleva adelante el punto de vista elegido. Inteligente y audaz es la estructura dramatúrgica del relato trágico, verosímil e intenso. Sin didactismo establece oportunas alertas sobre las acciones de un agresor que practica la violencia física exacerbada por la violación, la violencia psicológica y la violencia simbólica.
Desde el pensamiento crítico analizamos cómo el espectador los percibe, el tiempo pasa. La vida nunca es lineal, se complica. En el lenguaje la realizadora despliega la textura fílmica que el valor simbólico le confiere a la imagen cinematográfica con fuertes cargas semántica y sintáctica. Es capaz de provocar en la psiquis de quien lo ve e interpreta diferentes tipos de estímulos psicosensoriales.
Ivette Ávila concibe la narrativa del relato aportando signos, símbolos, construcciones de sentido a los que apela en el diseño, la fotografía y la animación stop motion. Contribuyen a la originalidad del animado documental la edición, y la corrección de color de Liliana Hernández; especialidades que necesitan estudios sedimentados.
Lamentablemente, en puestas ficcionales y de otros géneros, carecen de la calidad técnica y artística requeridas. La banda sonora y música original de Carlo Fidel Taboada ilustra lo trágico de una historia que pudo ser de amor, pero las violencias la frustraron. Sin dudas, la producción del doctor Aramís Acosta, un maestro virtuoso, y la producción ejecutiva de Esther Hirzel son determinantes en Raptus.
A pensar y meditar en profundidad invita esta puesta de inspirado lenguaje artístico sobre una dura realidad. Inquietante, atenta a disímiles realidades, Ivette Ávila Martín lleva adelante el proyecto audiovisual animado Linterna violeta, que permite iluminar preceptos esenciales al defender: cuidemos nuestro cuerpo y nuestra felicidad.
Pensémoslo sin prisa. La función comunicacional de esta pieza animada documental derriba barreras del pensamiento y contribuye a que cada humano sea una mejor persona.

