A finales de julio de 1933 el movimiento obrero cubano logró convertir un paro local de pequeños propietarios de ómnibus urbanos en La Habana, en una huelga que se propagó a otros sectores laborales en todo el país.
A finales de julio de 1933 el movimiento obrero cubano logró convertir un paro local de pequeños propietarios de ómnibus urbanos en La Habana, en una huelga que se propagó a otros sectores laborales en todo el país.