La emoción era muy grande dentro y fuera del presidio, después de 22 meses de encierro. En lo alto de la escalinata de mármol del recinto asomaban los primeros rostros. Primero, un grupo de diez revolucionarios; después, formando parte de un segundo grupo, lo harían casi media hora después Fidel y Raúl Castro, Juan Almeida y otros cinco compañeros.