Imágenes como la del presidio, la fotografía junto a un grupo de emigrados cubanos en Cayo Hueso, el retrato junto a su hijo José Francisco y el de cuerpo entero en Jamaica ejemplifican la fuerza de una visualidad conocida, que continúa interpelando al buen hacer y la creatividad desde la amplitud magnánima y la existencia breve de su protagonista: el más universal de los cubanos.