Su madre Doña Lucía exigió que, a Calixto García, el insigne patriota que había combatido en las tres guerras, se le realizara un entierro cubano con todos los honores, porque no podía haber otro tributo de despedida para quien todo lo dio por Cuba y tuvo como viril respuesta: «¡O libres para siempre o batallando siempre para ser libres!».