Telefilme El salto en la revista Una calle, mil caminos

¿Por qué la equitación seduce a jóvenes y adolescentes? ¿Ellos dudan antes de decidirse a practicar este deporte o aceptan el desafío con pasión?
Estas y otras interrogantes motivaron el interés de las audiencias ante el telefilme El salto, transmitido recientemente por Cubavisión, a las 2:00 p.m., en la revista sabatina Una calle, mil caminos.
Sin duda, la puesta colocó en la mira contenidos apenas abordados en producciones nacionales. Por su parte, guionistas y directores cinematográficos los recrean en numerosos filmes.
La escritora Olga Montes y el realizador Pepe Cabrera buscaron aristas novedosas al revelar la existencia del equipo de equitación provincial, las incidencias que viven a diario y el redescubrimiento del fascinante mundo ecuestre. A este propósito contribuyeron los actores Alejandro Cuervo, adiestrado en la actividad tempranamente durante la infancia y la juventud en su natal San Luis, en Pinar del Río, y la joven Laura Mesa, quien demostró con Marian, su personaje, cómo resolver conflictos nunca ajenos al universo juvenil: la despreocupación de la madre, la frustración amorosa, y el reto de saltar junto a la potranca venciendo todos los miedos posibles.
Reflexionemos, ¿este telefilme de alguna manera abre caminos hacia el abordaje de contenidos inéditos desde el “ver” de creadores nacionales? Hacemos énfasis en el “ver” debido a la intencionalidad de relacionar arte e investigación sistemáticamente.
Incentivar los procesos investigativos sobre asuntos ignorados o problemáticas desconocidas por las mayorías. Esta es la primera urgencia que trasladó la obra audiovisual. Se suelen tratar las mismas preocupaciones una y otra vez en las narrativas ficcionales nacionales, y quedan relegados el universo ecuestre, las angustias de adolescentes y jóvenes en zonas rurales; incluso las atmósferas de respirar aires diferentes en circunstancias difíciles.
De ningún modo lo olvidemos, actualmente los acelerados desarrollos tecnológicos instauran nuevos discursos dominantes. Cultura y comunicación son conceptos claves en el siglo XXI, cuando imperan hibridaciones y diversos lenguajes; en ellos influyen procesos complejos abarcadores de imaginarios, experiencias y reconocimientos siempre pendientes.
Quizás quedaron en el tintero del diseño dramatúrgico las preocupaciones más hondas de la entrenadora, el planteamiento en profundidad sobre quienes desean permanecer en el campo sin la urgencia de emigrar hacia lo desconocido o cómo debe tener continuidad en los de menos edad el interés por la superación profesional y persona. Nada es simple. La existencia tampoco lo es. Lo sentimos a cada momento.
Ciertamente, el arte no es un tratado sociológico ni psicológico, pero trae a la conciencia y al alma preguntas de diversa índole. Tampoco debe responderlas, pero interrogar, dudar, cuestionar, abren senderos hacia los cambios en provecho del desarrollo.
Lo avizoró Charles Chaplin:” Detrás de todo éxito hay un gran conocimiento de la naturaleza humana”.
Pensémoslo.