Valoraciones sobre la puesta de ficción turca Pájaro soñador

Suele cautivar a las mayorías desde la niñez una expresión clásica: Había una vez. De inmediato pone en guardia el afán de descubrir qué hay detrás de ella. Lo asume la puesta ficcional turca Pájaro soñador. La transmite el canal Multivisión, de lunes a viernes, en dos horarios.
Le invitamos a pensar en un cuento aparentemente inocente; pero que hace reflexionar sobre la estética y la ética en la creación fotográfica y en la autenticidad de proyectos publicitarios.
La narración cuenta sobre el amor entre Sanem, una joven que sueña con ser escritora y Can, fotógrafo, uno de los hijos del dueño de una prestigiosa agencia de publicidad.
Varios conflictos impulsan la dinámica dramatúrgica del relato, en el que coinciden engaños y rejuegos manipuladores concebidos por Emre, hermano de Can, y amante de Aylin, saboteadora de la empresa establecida.
Puede pensarse: no platean nada “nuevo”; pues en el panorama mediático pululan los ejemplos similares al estructurar productos vendibles y al unísono degustables. En su propuesta, los realizadores turcos acuden a una interesante hibridez entre códigos de la telenovela y la serie; logran la conquista de lo sabroso popular. Recrean el cuento narrado, la oralidad, las referencias al príncipe soñado, lo sentimental expresivo.
Colocan ante los públicos una historia de fácil comprensión; y en ese entramado alertan sobre el robo de fotografías y de un proyecto publicitario. Patentizan cómo se expanden las industrias del entretenimiento que responden a la consagración del espectáculo en la sociedad contemporánea.
En la narrativa cada personaje-tipo (buenos, tontos, ingenuos, malvados) genera expectación, tiene algo oculto. Para desentrañarlos, el guion y la puesta platean diferentes géneros dramáticos. El azar del melodrama, situaciones trágicas, concepciones anecdóticas y de aventuras propias de la tragicomedia. Esta riqueza dramatúrgica fue colocada en el discurso de la trama con un propósito esencial: descubrir lo valioso y lo oscuro del ser humano cotidiano, letrado, ignorante, soñador, vulgar, tendencioso. Existen; lo demuestra la vida real.
Descubrirlos en un producto; al parecer de puro y fácil entretenimiento activa la emotividad del instante. Hace pensar en lenguajes que pueden advertirnos del impacto de la creatividad para solucionar conflictos personales y colectivos; conocernos mejor.
Sin dudas, es un proceso que motiva la búsqueda de nuevas experiencias en cinematografías y audiovisuales.
Aprovechar las dimensiones conceptuales y filosóficas de las ficciones propicia comprender esencias de obras, figuras y tendencias en la escritura.
Pájaro soñador no es nada del otro mundo. Pero motiva a reflexionar sobre el nuestro hipervisual, complejo, intenso, saturado de violencias y de invasiones seudoculturales.
Pensémoslo.