Desde Cuba, libros edificantes, por una infancia y juventud a la altura de su cultura

Despertar el interés y amor por los libros y la lectura de los niños y jóvenes, y hacer de ello un hábito de vida, son esencias del consenso que llevó a declarar el 2 de abril como el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil, haciendo coincidir la fecha, además, con el natalicio del escritor danés Hans Christian Andersen, quien, con sus 156 cuentos clásicos, traducidos a más de 140 idiomas, nutre a lo largo del tiempo la infancia de múltiples generaciones en el mundo.
Desde Cuba, se considera toda una autoridad en el tema al novelista, periodista, editor, crítico literario, poeta e investigador Enrique Pérez Díaz, para quien la sensibilidad es lo primero que debe poseer el escritor que dirija sus creaciones a este tipo de edades.
Para los niños y jóvenes, a la hora de contar, ha dicho el también Premio Nacional de Edición 2023, hay que ser insaciable, voraz, sistemático y atrevido, porque en esa literatura se dicen muchas verdades a veces no tocadas en la que se destina a los adultos.
“(…) Hay que acercarse al niño real y no al idealizado, porque el que pretenda gustarles lo menos que debe escribir son buenas historias, pobladas de conflictos, con héroes y antihéroes, personajes malvados, llenos de carencias, rebeldes, iconoclastas y que desafíen cualquier imposición (…)”.
Está convencido asimismo Enrique Pérez Díaz, que la responsabilidad de un país es que sus niños lean los mejores textos, fuesen o no escritos para ellos, y que se identifiquen con las conflictivas realidades de otros entornos. De ahí su seguridad de que si algo lo ata a esta Isla es justamente la percepción de que escribir y editar libros para niños y formar lectores desde el hogar, puede contribuir al nacimiento de esas personas imprescindibles que pidió Bertolt Brecht para cambiar el planeta, en un universo donde casi todo está dicho, “aunque a veces aparece un ser insólito que con su texto increíble nos permite soñar que estamos ante algo jamás contado, un suceso editorial, y que cuando menos se espera, llega hasta nosotros con el noble propósito de redimirnos como especie”.
Desde la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), Pérez Díaz presidió desde 1993 hasta el 2008 la Sección de Literatura Infantil de la Asociación de Escritores de la organización, espacio que utilizó también para el impulso de iniciativas que fomentaron el interés de las nuevas generaciones por la literatura, buscando la formación de editores, lectores críticos y la consolidación de una activa comunidad literaria en el país. Abogó, igualmente, por la lectura como un hábito para construir identidad, siguiendo el concepto de que los buenos libros contribuyen a formar mejores personas, nutriéndose por esa vía de los valores de su cultura natal.
“Nos toca en Cuba escribir, publicar y gestionar para los niños y los adolescentes libros edificantes, que llenen nuestras bibliotecas y escuelas, que den luz a nuestras familias y hagan de la lectura un ejercicio de amor, mejoramiento y superación. Haciéndolo, la ganancia será siempre el descubrimiento de argumentos sorprendentes, innovadores, desprejuiciados y sin presiones extraliterarias, conmoviendo al lector, revolucionándolo y permitiéndole crecer”.
Para celebrar la efeméride, este 2 de abril, se presenta el volumen “Soñar despierto”, del maestro Eliseo Diego (1920-1994), en la Calle de Madera del centro histórico habanero, con el orgullo de quien persiguió escribiéndolo una cita con el asombro, un encuentro con la poesía y la oportunidad de que los más pequeños miren el mundo con ojos de estreno.