José Martí y la naturaleza

José Martí y la naturaleza
Foto: Portal José Martí en Facebook

Adelantado a su tiempo, numerosas son las menciones que hace el poeta, escritor, y revolucionario cubano José Martí de la naturaleza, tanto en su prosa como en su poesía.

Así se evidencia en un artículo publicado en el periódico Patria, el 26 de marzo de 1892 en el que escribe: “El mundo sangra sin cesar de los crímenes que se cometen en él contra la naturaleza”.

El Maestro exhorta transformar la enseñanza, incluyendo la necesidad de inculcar en los niños el amor por la naturaleza:

“Detrás de cada escuela un taller agrícola, a la lluvia y al sol, donde cada estudiante sembrase su árbol”. (OC. V: 8, P: 287).

Para el más universal de los cubanos está claro el deber de los humanos de preservar el medio ambiente y así lo refleja en la idea de sembrar árboles, algo de lo que el mundo actual está tan necesitado:

“Cada cual, al morir, enseña al cielo su obra acabada, su libro escrito, su arado reluciente, la espiga que segó, el árbol que sembró”. (OC. V: 9, P: 63).

“Debiera exigirse a cada hombre, como título a gozar de derechos públicos, que hubiera plantado cierto número de árboles”. (OC. V: 8, P: 378).

La relación entre las personas y la naturaleza está presente en el pensamiento martiano:

“El hombre no se halla completo, ni se revela a sí mismo, ni ve lo invisible, sino en su íntima relación con la naturaleza”. (OC. V: 13, P: 25).

“¡Quién que mide su cerebro con el de la naturaleza, no le pide perdón de haberse creído su monarca!”. (OC. V: 8, P: 432).

Es que el Apóstol de la Independencia de Cuba está muy consciente del papel imprescindible que tienen los árboles en la salud del ambiente:

“Comarca sin árboles, es pobre. Ciudad sin árboles, es malsana. Terreno sin árboles, llama poca lluvia y da frutos violentos”. (OC. V: 8, P: 302).

En sus poesías, Martí le canta a la naturaleza:

“La selva es honda. Corpulenta flora, / Como densa muralla, el aire fresco / Con sus perfumes penetrantes carga, –  / Y el tronco gris, y el ramo verde vierten / Guirnaldas de moradas ipomeas”. (La selva es honda poesía inconclusa).

Denle al vano el oro tierno / Que arde y brilla en el crisol: / A mí denme el bosque eterno / Cuando rompe en él el Sol.

“Yo he visto el oro hecho tierra / Barbullendo en la redoma: / Prefiero estar en la sierra / Cuando vuela una paloma.

“Busca el obispo de España / Pilares para su altar; / ¡En mi templo, en la montaña, / El álamo es el pilar!

“Y la alfombra es puro helecho, / Y los muros abedul, / Y la luz viene del techo, / Del techo de cielo azul”. (Versos sencillos III).

Este 28 de junio, Día Mundial del Árbol, es bueno recordar al Héroe Nacional de la República de Cuba, y su amor por la naturaleza, para que, como en otras esferas de la vida, nos guiemos por su vigente pensamiento en aras de ser capaces de cuidar el planeta agobiado hoy por mezquinos intereses.

Gilberto González García