El primer cubano que remontó el vuelo

Aunque nacido en los Estados Unidos, Agustín Parlá Ortuña era cubano por descendencia, ya que sus padres habían emigrado de Cuba a Cayo Hueso a causa de la guerra contra la metrópoli española.
El padre, simpatizante de las ideas independentistas y amigo de José Martí, colaboró con éste en su empeño libertario, recaudando fondos para la Guerra Necesaria y conservó una bandera cubana que el Apóstol le regalara a su paso por la Florida.
Agustín, nacido y criado en Cayo Hueso, retornó con su familia a La Habana al terminar la contienda.
Atraído por la naciente aeronáutica convenció a su padre para que le financiara un curso en la Curtiss School of Aviation, de Nueva York, y en 1912 se convirtió en el primer piloto de aeroplanos de la mayor de las Antillas.
El 2 de enero de ese año acompañó al piloto estadounidense Charles F. Walshen en un vuelo sobre las cataratas del Niágara.
Poco después compró un hidroavión de la Curtiss y con él realizó su primer vuelo, en marzo de 1912, sobre Miami. Un mes después obtuvo la licencia de piloto al graduarse en la mencionada academia.
Pero la hazaña que lo hizo trascender en el tiempo la realizó un año después, el 19 de mayo de 1913 cuando atravesó estrecho de la Florida volando desde Cayo Hueso hasta Mariel, sin usar brújula.
El vuelo formaba parte de una competencia con el también aviador Domingo Rosillo. La idea de Parlá era entregar al entonces presidente de la República, Mario García Menocal, la bandera que Martí obsequiara a su padre 18 años antes.
Rosillo voló a baja altura y despacio, escoltado por dos lanchas, mientras que su competidor lo hizo a mayor altura y a 65 kilómetros por hora, lo que en aquella época era una considerable velocidad para un avión. Al no contar con instrumentos de orientación terminó perdiendo el rumbo y cayendo en la bahía de Mariel, a 67 km al oeste de su destino planificado.
Parlá y su aparato fueron rescatados por pescadores y unos días después, reparados los daños, logró completar su vuelo hacia la capital cubana.
La historia de este precursor es más larga, pues siguió su carrera como piloto e instructor, participando en los primeros vuelos comerciales y representando a Cuba en competencias internacionales.
Pero, como solía suceder en aquellos tiempos turbulentos, intrigas profesionales, incomprensión e ignorancia de algunos funcionarios, hicieron que, a principios de 1946, fuera expulsado de su trabajo como Primer Inspector General de Aeropuertos, y se le negara la emisión de un sello conmemorativo del aniversario 30 de su histórico vuelo Cayo Hueso-La Habana, lo que hizo que cayera en una profunda depresión que lo llevó al suicidio el 31 de julio de ese año, cuando contaba con 58 años de edad.
Pero Cuba, y el mundo, no olvidaron al pionero de la aviación cubana. En Mariel, el 19 de mayo de 1938, se develó un monumento a su memoria y el 4 de julio de 1957 un busto en el aeropuerto Key West International de la Florida.
Los restos de Agustín Parlá Ortuña descansan en el Panteón de los Emigrados Revolucionarios, en la necrópolis Cristóbal Colón, de La Habana.
(Con información de Ecured)
Fotos: https://www.earlyaviators.com/eparla.htm