Un día como hoy en 1832 nació Juan Celemente Zenea y Fornaris en la ciudad de Bayamo.
Autor: Lázaro Hernández Rey
Un genio, inmortalizado por su talento y despojado de la herencia superlativa de las exageraciones al vuelo, fue Bartolomé Maximiliano Moré.
El arte como vehículo de expresión de los más recónditos espacios del espíritu humano ha movido sentimientos, y maneras de hacer por generaciones.
Las imágenes del Apóstol de la Independencia de Cuba, habida cuenta de su presencia y significación, constituyen también un testimonio y una parte integral de su obra.
Imágenes como la del presidio, la fotografía junto a un grupo de emigrados cubanos en Cayo Hueso, el retrato junto a su hijo José Francisco y el de cuerpo entero en Jamaica ejemplifican la fuerza de una visualidad conocida, que continúa interpelando al buen hacer y la creatividad desde la amplitud magnánima y la existencia breve de su protagonista: el más universal de los cubanos.
Danzón con Mambo es una de sus composiciones más recordadas. Compuesta a su paso por Arcano y sus Maravillas, en ella Orestes incorporó variaciones inspiradas en el son al final de los arreglos, con lo cual creó un nuevo tipo de danzón y estilo a la agrupación en el mencionado género.
El fomento de la educación y la cultura en la construcción de un proyecto nacional también forman parte de su producción investigativa, lo cual ha quedado manifiesto en muchos de sus escritos. Así lo reflejó en Para hacer un país.
Prodigio desde temprana edad y un autodidacta de mérito, Antonio María Romeu definió con maestría