Carlos Marx: cantor al martillo y a los ojos tristes
Reconocido entre las grandes personalidades históricas, el genio del economista y filósofo Carlos Marx (1818 – 1883) llega hasta el presente con tal vitalidad y vigencia que, con sólo con observar lo que ocurre en el mundo, se valida su pensamiento y obra, cuando han transcurrido ya 140 años de su muerte.
Su versatilidad también lo llevó a crear sus propios versos comprometidos: “Vamos a ponernos en camino, /por difícil y largo que sea, /para no vivir en la indigencia/ni vegetar en la vacuidad, /presos de una inercia vergonzosa/y abandonados a una vida ignominiosa. /Solo ansioso y osado/ el hombre es soberano”.
Tuvo una vida muy difícil, más no buscó nunca vías fáciles, porque fue ante todo un combatiente por los trabajadores. La vocación de su vida fue la lucha por la libertad y la felicidad de los que todos días entregaban su sudor en largas y mal remuneradas jornadas de trabajo.
Aunque pertenecía a una capa privilegiada de la sociedad, renunció a todo y tuvo que afrontar la difícil suerte del exiliado político en Inglaterra, Francia y Bélgica, viéndose obligado a abandonar su patria alemana lleno de privaciones y persecuciones.
Junto a Federico Engels, también filósofo alemán, creó el Comunismo Científico, esa concepción científica del mundo; además, la teoría y la táctica de la lucha de clases del proletariado, por sus derechos y la renovación de la sociedad, la ley del desarrollo de la historia humana y la trasformación del socialismo, de utopía, en una ciencia.
Con todo mérito, entró también en la historia como maestro y luchador de la clase trabajadora del mundo, como inspirador ideológico y brillante organizador del movimiento obrero revolucionario.
En carta dirigida al jurista y político alemán Siegfried Meyer, el 30 de abril de 1867, Marx le expresaba: “Si quisiera uno comportarse como una bestia, podría volver la espalda a los tormentos de la humanidad y ocuparse de su propio pellejo…”
Vladimir Ilich Lenin, líder comunista ruso y principal dirigente de la Revolución de Octubre, definió el valor de los grandes descubrimientos científicos de Marx: “Solo el materialismo de Marx señaló al proletariado la salida de la esclavitud espiritual en que han vegetado todas las clases oprimidas. Solo su teoría explicó la situación real del proletariado en el régimen del capitalismo”.
Se caracterizó por ser promotor y alma de importantes iniciativas para el desarrollo de la solidaridad internacional de trabajadores de todos los países, fundando la Asociación Internacional de Trabajadores.
No fue un profeta sino un científico revolucionario que puso su saber al servicio de los oprimidos y dejó un gran legado, entre ellos su obra principal: El Capital. Esta obra cumbre la escribió en plena miseria, casi sin poder salir de su casa, por tener todas sus chaquetas empeñadas y sin alimentarse.
Tuvo la suerte de ver los primeros frutos de su actividad teórica y práctica, de disfrutar en vida de reconocimiento y conquistar el amor ferviente de los obreros de muchos países de Europa y América.
Grandes y útiles fueron las influencias dejadas por Carlos Marx, que lo hicieron trascender épocas y fronteras, llegando a este tiempo lleno de autenticidad. Por eso en este día se recuerda la Elegía a Carlos Marx, escrita por el joven Sergio Saíz Montes de Oca, quien fuera asesinado por la tiranía batistiana en 1957: “Profeta de la cara cubierta/ por blanco que sobra de adentro del alma (…)/ Cantor al martillo y a los ojos tristes (…)”
