Congreso Campesino en Armas: ¡Unidad! ¡Unidad! ¡Unidad!

Congreso Campesino en Armas: ¡Unidad! ¡Unidad! ¡Unidad!

Con total vigencia, un llamado permanente a la unidad nos recuerda el aniversario 65 del trascendente Congreso Campesino en Armas, donde en las palabras de clausura el entonces comandante Raúl Castro Ruz, jefe del Segundo Frente Oriental Frank País, aseveró: “El principal objetivo de los campesinos debe ser forjar y mantener la unidad”.

Aquella expresión fue y es, la esencial motivación resumida en la consigna final: ¡Unidad! ¡Unidad! ¡Unidad!

Como cada año, los jóvenes agrupados en la UJC y la ANAP rememoran la histórica celebración del Congreso Campesino en Armas el 21 de septiembre de 1958, preludio de la promulgación ocho meses después de la Primera Ley de Reforma Agraria, la cual entregó las tierras a los campesinos, erradicó el latifundio y mejoró la vida de los pobladores del campo.

En ocasión de este importante aniversario, la asociación campesina y la organización juvenil desarrollan por estos días múltiples actividades de conmemoración, como recorridos hasta el lugar que fue sede del histórico Congreso, encuentros de jóvenes con integrantes de cooperativas y actos político – culturales donde se otorgan merecidos reconocimientos a destacados y vanguardias nacionales, pero sobre todo se resalta el compromiso con la elevación de los volúmenes de producción de alimentos para el pueblo, en cantidades y surtidos.

Aquel primer Congreso Campesino en Armas, organizado y convocado por la Comandancia General del Ejército Rebelde en el Segundo Frente Oriental, tuvo gran importancia, pues expresaba la política agraria concebida por el movimiento liberador liderado por Fidel Castro, dirigía sus acciones a incorporar a la población rural al proceso revolucionario y a la vez a dejar establecida la alianza obrero – campesina, que tuvo sus raíces en las luchas por la independencia de Cuba, desde los obreros tabacaleros de Tampa y Cayo Hueso hasta las heroicas batallas libradas en el Realengo 18, Virama, Caujerí, entre otras.

Por senderos montañosos caminaron muchas horas hasta Soledad de Mayarí Arriba, en la Sierra Cristal, los 201 campesinos de 84 bases rurales de la extensa región montañosa de Guantánamo, Baracoa, Alto Songo, Yateras, Sagua de Tánamo, Mayarí, y otras localidades de la antigua provincia de Oriente, que participarían en el encuentro.  

Sobre la consigna que presidió el Congreso, Raúl precisaba: “…unidad entre el Ejército Rebelde y el campesinado (que ya era una hermosa realidad), unidad entre las propias masas campesinas como única vía de concretar sus fuerzas y la legitimidad de sus derechos, pisoteados desde siempre por la clase dominante”.

Aquel latido fue el que animó a crear un órgano dirigente de los campesinos en la región que comprendía el Segundo Frente, el cual se llamaría Comité Regional, y cuyos objetivos quedaron reflejados en un reglamento, además de velar por la superación económica, cultural y política del campesinado.

Todo estaría en función de buscar soluciones a los problemas de los caficultores, la atención técnica a los cafetales, el funcionamiento de las escuelas existentes y la creación de otras, atender los problemas de salud de las familias campesinas y la defensa del derecho a la tierra, en tanto no fuese promulgada la Reforma Agraria.

La estrecha alianza de campesinos, obreros y combatientes del Ejército Rebelde no hizo aguardar por mucho tiempo sus buenos resultados, lo que se constató al cabo de diez meses de la apertura del Segundo Frente y a poco más de tres meses de haberse efectuado el Congreso Campesino en Armas, cuando habían sido liberados miles de kilómetros cuadrados del territorio, con más de 500 mil habitantes. La acción conjunta de unos y otros había permitido establecer hospitales en las zonas más intrincadas, así como construir caminos, escuelas y comunicaciones telefónicas entre puntos estratégicos.

El propósito enunciado por Fidel desde los días del Moncada, cinco años atrás, no fue letra muerta.

Ana Rosa Perdomo Sangermés