El Granma sigue navegando por los mares del mundo

El Granma sigue navegando por los mares del mundo

Son muchas las razones que hacen del 2 de diciembre una de las fechas más significativas y hermosas. El fundamento de tales razones lo constituye un hecho esencial: la noble hazaña, la heroica intrepidez de aquel grupo de jóvenes expedicionarios que, desafiando lo adverso de las circunstancias y bajo la guía certera de Fidel Castro, reiniciaron, ese día, la acción revolucionaria truncada en el cuartel Moncada. Pero esta vez llegaría a su final el áspero camino.

Este 2 de diciembre, aniversario 67 del desembarco del yate Granma y de las gloriosas Fuerzas Armadas Revolucionarias, se conmemora también el aniversario 47 de la constitución de la Asamblea Nacional del Poder Popular en la que, como señalara Fidel: «[…] no todos los hombres y mujeres con méritos en nuestro país están y es imposible que estén […] pero todos los que están son hombres y mujeres de incuestionable mérito, dignos representantes de todo el pueblo».

Por ese pueblo se realizó la hazaña del Granma y un puñado de hombres escribió una gloriosa página de nuestra historia.

Presentes estuvieron, el espíritu y las ideas de José Martí, en el ánimo de los expedicionarios. En la medida en que se estudian los preparativos, los hechos que precedieron y sucedieron al desembarco, comprendemos mejor el extraordinario papel de vanguardia que en todo momento desempeñó aquel grupo de combatientes.

Fidel Castro en la Sierra Maestra

Basta rememorar  los azarosos contratiempos de la partida, la dura travesía por mar, la imprevisible contingencia del desembarco, el amargo revés de Alegría de Pío. Y cuando ya en tierra cubana, diezmado y disperso el pequeño ejército, parecía que todo estaba perdido, Fidel, con sólo 12 hombres e ignorando la suerte que había corrido el resto de la tropa, emprendió la marcha hacia la Sierra Maestra, presto a desencadenar la insurrección armada.

Emociona recordar aquella frase suya que resume sin dudas la nueva fuerza moral que caracterizaba al Ejército Rebelde, nacido en aquella madrugada heroica del 2 de diciembre de 1956: «Ahora sí ganamos la guerra».

Así como el Ejército Rebelde constituyó la fuerza que derrotó la vieja maquinaria del Estado burgués, nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias, herederas de las tradiciones mambisas y forjadas al calor de la Revolución, surgieron para defender las conquistas del Estado proletario, para preservar, en fin, » la paz activa y militante que grita su voluntad de brillar a los ojos de todo el mundo».

En el Memorial que le constituyera la devoción del pueblo, se yergue hoy el Granma como un símbolo. Está allí, en su efigie material, porque como dijera Fidel: «el Granma sigue navegando, continúa cantando a plena voz por los mares del mundo, la canción eterna de la vida».

Yate Granma

Ana Rosa Perdomo Sangermés