El humano derecho de todos los cubanos a la cultura

El humano derecho de todos los cubanos a la cultura
Foto: Invasor

Cualquier ciudadano cubano puede llegar a la Casa de Cultura de su comunidad, donde quizá las condiciones materiales no sean las mejores y falten instrumentos y accesorios para una mejor formación; sin embargo encuentra allí el abrazo de promotores e instructores, para los múltiples talleres de apreciación y creación.

El descubrimiento de un niño con cualidades de artista resulta un hecho cotidiano a lo largo y ancho del país, lo mismo en el hogar que en su escuela, donde un grupo de educadores está atento a la sensibilidad del pequeño, sin mirar el rango académico o las facilidades o estrecheces económicas de sus padres.

Estos con solo algunos ejemplos, porque Cuba es un país vital lleno de música, poesía, canto, baile, literatura… a los que pueden acceder todos, ya que la cultura es considerada como la gran mediadora para mejorar las condiciones de vida de las personas, llevada también de la mano de gestores, docentes, artistas, historiadores del arte… que son garantía de sus derechos humanos.

Foto: La Jiribilla.

La gran red de instituciones culturales de base en el país está creada con el objetivo de acercar los servicios culturales, que en su mayoría son gratuitos o subsidiados, al ciudadano promedio, y estimular su participación activa, para que sea protagonista también en las decisiones de la política cultural del país y en su ejecución.

Se cuenta con un sistema de enseñanza gratuito donde el elemento definitorio para el ingreso es el talento, que decide en igualdad de condiciones para todos los aspirantes, donde se forman además los Instructores de Arte que garantizan que la apreciación del arte se convierta en materia docente curricular en todos los tipos de enseñanza, lo cual propicia también el máximo acceso de las personas a la cultura.

Por otra parte, hay una voluntad expresa del estado en garantizar que elementos culturales tan esenciales como el libro estén al alcance de todos, a partir del subsidio del precio de los volúmenes, práctica que se repite en otros productos y servicios culturales de gran significación.

Para orgullo de los cubanos, la nación es signataria, entre otras convenciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), de la referida a la Diversidad Cultural, la del Patrimonio Mundial y Natural, la del Patrimonio Subacuático y la de la salvaguarda del Patrimonio inmaterial.

Hay garantías para instrumentar lo contenido en esta convención, que se refiere a la protección, conservación, investigación y difusión de todas las expresiones y manifestaciones culturales que se desarrollan en el país y que a la vez se ocupa de las cuestiones inherentes a la diversidad cultural.

Los temas asociados a esta y al patrimonio vivo son motivaciones importantes durante todo el año. En este sentido,  Cuba fue de los primeros países que celebró el Año Internacional de los Afrodescendientes y mantiene un compromiso con una mayor promoción de la huella de África entre los cubanos. Existen grupos de trabajo que se dedican específicamente a cuestiones que tienen que ver con la igualdad racial, de género y con la eliminación de cualquier forma de discriminación.

Además de este apego a la promoción de los derechos humanos, en particular de los derechos culturales, de la diversidad cultural, no solo en términos de promoción y legislación sino a través de políticas concretas, fuera de Cuba existe el gran obstáculo que significa el bloqueo que impone los Estados Unidos a nuestro país, no solo por el daño económico y la imposibilidad de tener un comercio justo o de acceder al mercado natural del arte cubano, sino por lo que se impide en términos del conocimiento mutuo entre nuestros pueblos.

Ana Rosa Perdomo Sangermés