El profesor Espinosa y sus consejos en versos

Cada domingo, en el programa Palmas y Cañas, de la Televisión Cubana, llegaba un momento en el que el presentador anunciaba: “el profesor Espinosa, sin engaño ni misterio, le aconseja cada cosa… ¡No se ría que esto es serio!”.
Era como un conjuro para que apareciera en las pantallas de los telerreceptores Ramón Espinosa Falcón, vistiendo chaleco, cubriendo su cabeza con un bombín y con una inefable sonrisa en los labios.
Un momento para el humor, a cargo de quien fuera poeta repentista y decimista, conocido en su natal pueblo de Quivicán como “El Relámpago”, gracias a la rapidez con que cantaba sus décimas.
Pero en el guateque de la televisión se tomaba su tiempo, escuchaba con atención las cartas que le enviaban los televidentes (probablemente inventadas por el guionista del programa), en las que se le planteaban problemas, por lo general de índole amorosa, y al cabo de unos segundos respondía con una chispeante estrofa con algún consejo de los más disparatados que se puedan imaginar y muchas veces con algún toque de doble sentido.
Ramón Espinosa nació el 8 de diciembre de 1937, en la finca Santa Fe, de la localidad de Güiro Boñigal, en la actual provincia de Mayabeque.
Como era natural para quienes nacían en hogares de escasos recursos, tuvo que emplearse en disímiles tareas: cortador de caña, carretero trasladando la caña hacia la fábrica de azúcar, así como cobrador y chofer de ómnibus.
Al fin, en 1970, gracias a su talento innato para la improvisación de versos, comenzó su carrera de artista profesional como integrante del conjunto Embajada Campesina.
Fueron numerosos los espacios radiales en los que incursionó, como Guateque del Mediodía, de Radio Cadena Habana; Buenos días agricultor y Vivimos en Campo Alegre, de Radio Rebelde, en el que se mantuvo durante 27 años, y Fiesta Guajira, de Radio Progreso, en el que también se mantuvo hasta su jubilación.
Igualmente apareció en espacios de la pantalla chica, como Meridiano Campesino, de Santiago de Cuba, y Palmas y Cañas, además de presentaciones en vivo en muchos de los teatros más importantes del país. Durante más de diez años escribió décimas para el semanario humorístico Palante y se le publicaron tres libros: Remanso campesino, en 1960; Rima y salsa, en 1963, y No se ría que esto es serio, en 1967.
Por su dedicación y la calidad de su trabajo, Espinosa Falcón fue acreedor de más de una decena de reconocimientos, entre los que, seguramente, el aplauso del pueblo y el saber que, hacía felices a las personas, ocuparon lugares especiales en su orgullo profesional.
Lamentablemente, dejó de hacernos reír en noviembre de 2009, pero queda su recuerdo vivo en quienes tuvimos la ocasión de disfrutar de sus actuaciones, y es bueno hacer algo para impedir que su huella sea borrada por el tiempo.
(Con información de Ecured)