El son, tesoro musical de la nación cubana
Uno de los géneros musicales que mejor caracteriza la naturaleza del cubano es, efectivamente, el son. En homenaje a este ritmo, desde 2020 se ha declarado el 8 de mayo como el Día del Son Cubano, una fecha ampliamente celebrada por sus músicos y más allá de las fronteras.
Durante muchas décadas se soñó con distinguir de manera especial a este género musical que tantos buenos momentos había regalado a cantantes y bailadores, pero sobre todo al pueblo, que lo hizo suyo desde lo más hondo del corazón. La cultura cubana se consolidó aun más, desde que el son hizo brotar sus primeros acordes.
La idea de dedicar un día a este reconocido género músico- danzario surgió durante las conversaciones de algunos de sus exponentes, que deseaban agasajar no solo al estilo musical que cambiaría sus vidas, sino a todos los soneros cubanos. El maestro Adalberto Álvarez, Premio Nacional de Música, expresó en ocasión de ese difícil proceso de elección de una fecha específica para la importante celebración:
“Nos dimos a la difícil tarea de buscar una fecha, en un país en el que hay tantos soneros importantes. Felizmente, la coincidencia del natalicio de dos grandes, el indiscutible sonero Miguelito Cuní que nació en Pinar del Río y Miguel Matamoros, nacido en Santiago de Cuba y que realmente no necesita presentación, permitió que se vieran representados en una fecha todos los soneros de la isla. Porque esta fecha emblemática es un homenaje a todos los soneros de Cuba y lo que se quiere es que cada año se resalte la figura de un músico diferente”.
Fue un 8 de mayo, hace 98 años, cuando dos jóvenes aficionados a la música, conocidos como Siro Rodríguez y Rafael Cueto, se reunían junto a las guitarras, en la casa del amigo Miguel Matamoros, que celebraba ese día, su 31 cumpleaños. Muchas fueron las canciones y boleros que brotaron de las gargantas de aquellos tres santiagueros, trovadores por afición con perfecto acople de voces. Así quedaba integrado el reconocido Trío Matamoros que tantas glorias dio a Cuba.
Todo lo que significa el son para los cubanos, su aporte en la construcción de una cultura y una idiosincrasia únicas, así como el trabajo de cientos de excelentes músicos a lo largo de los años, son la razón principal por la que el Día del Son cubano se convierte cada año en una celebración inolvidable, colmada de buena música y alegría, de buen gusto por mantener vivo un género que trasciende y ha sido el más universal.
Lágrimas negras; Mamá, son de la Loma; Suavecito; Échale salsita; El cuarto de Tula; Qué bueno baila usted; La Guarapachanga y el Chan Chan son piezas emblemáticas del son cubano que mantienen su extraordinaria vigencia y preferencia en el gusto popular y atesoran el arsenal poético y sonoro de varias generaciones.
Cuando se habla de tradición, popularidad e influencia en la cultura cubana, se tiene claridad en que no hay otro género musical autóctono que pueda equipararse al son. De hecho, quizá no exista otra expresión artística que identifique más plenamente, que condense en tan pocos rasgos esa esencia que, en versos de Ignacio Piñeiro, “es lo más sublime para el alma divertir”.