El Teatro Principal de la Comedia, insignia del arte lírico cubano

Uno de los centros culturales que prestigió a La Habana fue el Teatro Principal de la Comedia, consagrado al arte lírico y zarzuelero, por cuyo retablo pasaron importantes figuras para interpretar antológicas obras.
La flor del sitio, Caridá, María la O, Rosa la China y El maizal, todas con letras de Gustavo Sánchez Galarraga y música de Ernesto Lecuona, son algunas de esas piezas.
Este coliseo se encontraba en el edificio marcado con el número dos de la calle Ánimas, entre Zulueta y Paseo del Prado, en el actual municipio de La Habana Vieja.
Con asientos para 834 espectadores, abrió sus puertas al público el 29 de octubre de 1921, con la puesta en escena de obra La de San Quintín, de Benito Pérez Galdós, presentada por la compañía de María Palau y Felipe Sassone.
Entre las personalidades del arte lírico, con participación en el Teatro Principal de la Comedia, no puede dejar de mencionarse al español radicado en Cuba Antonio Palacios Espejo –injustamente olvidado–, quien participó como actor y director artístico en varias puestas en escena con la compañía de Ernesto Lecuona y colaboró intensamente con Gonzalo Roig y Rodrigo Prats. Actuó y dirigió obras clásicas como La del manojo de rosas.
El recinto teatral fue también marcado por la tragedia en una época turbulenta donde la política era el centro del dial. El 30 de septiembre de 1940, durante la velada conmemorativa por el décimo aniversario de la muerte de Rafael Trejo, durante una manifestación contra la tiranía de Gerardo Machado, hubo un tiroteo entre miembros y simpatizantes del Partido Revolucionario Cubano (Auténtico) y militantes del Partido Comunista, que dejó un saldo de cuatro muertos y ocho heridos.
El teatro Principal de la Comedia fue demolido entre 1955 y 1957 dejando atrás una historia del arte lírico y zarzuelero cubano.