El universo de Maykel Herrera

El universo de Maykel Herrera
Larga distancia (2011) Maykel Herrera

El mundo de Maykel Herrera Pacheco (1979) es un universo de colores, juguetes, armas, herramientas y fantasía.

Está construido en la superposición de imágenes de hombres, sobre espacios ocupados por niños. Los mares y los montes están hechos de texturas y fondos neutros.

Los niños dentro de su pintura son capaces de cambiar a su antojo la naturaleza de las cosas. Y es que, son precisamente ellos los que aun mantienen el aliento de vida y confianza a la zozobra del presente. Son la consabida: esperanza del mundo.

Graduado de la Escuela profesional de Artes Plásticas de Camagüey, en la especialidad de pintura (1993-1998), cuenta con más de una treintena de exposiciones personales y variadas muestras colectivas en las que ha participado. Se trata de un pintor prolífero, de constante renovación y experimentación dentro de la línea estética que lo entroniza.

Prueba de sonido (2014) Maykel Herrera

En efecto, los niños son la fuente de inspiración de muchos. Se traducen en la primavera, el atardecer o la dulce melodía de la naturaleza. Para Maykel Herrera, ser “el pintor de los niños” es un sello que lo diferencia de las demás propuestas ideo-estéticas de sus contemporáneos.

Con el uso del hiperrealismo, empastes y tonos surreales en sus composiciones, logra acercar al espectador a la fantasía de la niñez. Quizás es la forma de salvar a los adultos del peso del tiempo. Tomar como representación la figura de un niño posee varias lecturas.

Lo curioso es la constancia de sus representaciones —dígase el tema de la niñez— y el público que mira su obra —adultos. Las expresiones de gusto o rechazo vienen cargadas con una base social evidente. Tal vez, de ahí el tono político social de sus cuadros.

Insularidad (2012) Maykel Herrera

A golpe de vista, se nota el colorido y la agradable manera en la que resuelve la estética de sus pinturas. Esto permite una aceptación tanto del espectador como por parte de los críticos y especialistas. Claro está, gusta de la técnica preciosista, así como los temas y demás licencias ideo-conceptuales.

Los niños vuelan en la imaginación de Maykel Herrera. Junto a los pequeños, se aviva nuestra creatividad, el alma de adulto que quiere ser niño otra vez. Niñas y niños andan sobre cajas de cartón, usan micrófonos, cantan, bailan, son pequeños, grandes.

Un mango puede ser un globo, una jarra es una cesta, hacen malabares. Una olla puede estar llena de “peques”. En sí, los elementos de los primeros planos parecen levitar, huevos de oro, pájaros de colores, la religiosidad, los oficios y Cuba caben en un gorro de navidad o un barco de papel, o en el mango de una espátula de albañil.

Los tamaños se distorsionan, sobre ambientes ocres en su mayoría. Los niños pueden volar, cambiar las cosas a su antojo. Esta debe ser la moraleja al mundo adulto, a la (des)territorialización de la memoria colectiva, los traumas del pasado y las falsas consignas del mundo globalizado.  

Fotos: http://www.maykelherrera.com/

Ana Gloria Delgado Rodríguez