Federico Engels en la cumbre del pensamiento universal

Apenas un año antes de morir el 5 de agosto de 1895, Federico Engels había concluido el tercer tomo de El Capital. Le había correspondido también la responsabilidad de editar el segundo tomo, diez años atrás (1885).
De ahí que previamente considerara el día de su fallecimiento como la meta a la que debía llegar, únicamente después que culminara la grandiosa tarea que le había asignado el genial creador de ese valioso texto, Carlos Marx, doce años antes.
La muerte de Marx había dejado inconclusos los dos tomos finales (II y III) de su principal obra, primero por sus sucesivas enfermedades y finalmente por su deceso el 14 de marzo de 1883.
Para Engels, aquella había sido una tarea muy difícil, debido a la ardua labor de creación que requería y la letra inentendible de Marx, lo cual solo él en aquellas circunstancias podía hacerlo, consciente de la importancia de aquel texto para aquellas y las futuras generaciones.
Para eso, aplazó proyectos personales y se dedicó minuciosamente a ordenar los manuscritos que había dejado quien por más de 40 años fuera su amigo entrañable, y con el que sentía plena identificación de ideas en defensa del proletariado.
Afrontó dificultades a la hora de enlazar los manuscritos fragmentados, que habían sido redactados en la medida en que a Marx le llegaban a su mente las ideas, a veces de forma desorganizada.
Existían capítulos incompletos, que solo la inteligencia y la constancia de Engels pudieron salvar para la humanidad, incluso tuvo que realizar algunas traducciones. Él tuvo afecciones en la vista, por lo que tuvo que reducir durante años su jornada de trabajo en función del tercer tomo de El Capital y recurrir a otra persona para el dictado de los textos.
Como hombre modesto, a pesar de sus grandes conocimientos, siempre atribuyó a Carlos Marx el mérito fundamental de la creación de la Teoría Científica del Proletariado, lo que no opacó su amplia obra, fruto de un profundo quehacer social.
Su lenguaje preciso como filósofo y economista nos dotó de poderosas armas teóricas, basadas en sus experiencias prácticas, que han poseído un valor extraordinario a través de los siglos.
A 130 años de su muerte, la humanidad debe seguir agradeciendo a Engels haber cumplido con el encargo de Marx, porque como expresara años después Vladimir Ilich Lenin, líder del proletariado mundial, «los tomos II y III de El Capital son obra de ambos, de Marx y de Engels».