Fidel entre la tinta y el papel

La certeza de que Fidel vive aún en cada rincón del país, y que su presencia se eterniza en el pueblo, fue el espíritu del conversatorio Fidel, luz de aurora, dedicado al 8vo. aniversario de la desaparición física del Comandante en Jefe, y que fuera conducido por las periodistas Katiuska Blanco, Alina Perera, Bárbara Betancourt y Yunet López, quienes ante el auditorio, desentrañaron solo «pocas anécdotas de ese Fidel humano que intercambió momentos con la prensa cubana».
¿Quién es Fidel? ¿Qué ha representado para las periodistas?, fueron las preguntas que guiaron la tarde de ayer en el emblemático memorial José Martí. Si a algunas de ellas le hubiesen dicho, años atrás, que tendría un vínculo estrecho con el hombre acreedor de toda la gloria, hubieran tildado ese planteamiento de absurdo.
Alina Perera, experiodista del diario Juventud Rebelde, lo constató en sus palabras: «Cuando era niña escuchaba hablar de Fidel como si fuera parte de mi familia, y crecí con ese anhelo de conocerlo en persona.
«Posteriormente, ya graduada de periodista, empiezo a reseñar sus discursos en el periódico, y en el año 1996, en la cobertura del Congreso de la feem, el Comandante se reúne con nosotros y expresó que nos observaba y nos leía», rememoró.
Luego Fidel visitó el diario de la juventud cubana, y allí conversó con los que escribían sus páginas. «nos aconsejó sobre la importancia de la lectura, hablamos de beisbol, de su madre, del ser humano, del heroísmo de los galenos cubanos, y de lo imperdonable que sería empañar ese heroísmo en los medios de comunicación», agregó.
Al respecto, Katiuska Blanco, quien fue periodista del diario Granma, añadió que Fidel era exigente y minucioso con sus periodistas.
En una reunión, a la cual ella fue convocada, relató, el Comandante le dijo que por leer la reseña de su discurso, apenas durmió.
«En el diario nos quedábamos hasta tarde esperando las acotaciones que hacía, y siempre mandaba sus opiniones de la edición».
De igual forma, Bárbara Betancourt evocó la premisa que tenía Fidel en comunicarle al pueblo de forma clara y concisa, las cosas que se gestaban en el país; y Yunet López detalló la sensibilidad y la humanidad que habitaban en él.
«Fidel gobernaba poniéndole la mano en el hombro a un obrero, a un campesino… No era solamente un mandatario, formaba parte del pueblo y abrió las puertas de Cuba, por eso tenemos que seguir defendiéndolo».
Fuente: Granma/Carmen Maturell Senon