Fidel, evocación permanente

Fidel, evocación permanente
Foto: Cubaminrex

No hay un solo lugar de este país donde Fidel Castro no haya estado o habite en lo profundo del corazón de los cubanos, con el orgullo de haber coexistido a su lado en uno de los tiempos más sublimes de Cuba.

Hay que verlo todavía en lo más alto de la montaña, con su fusil al hombro, luchando siempre, con su mochila a cuestas, cargada de realidades y sueños alcanzables. Nadie como él hizo tanto en más de medio siglo y le quedaron aun muchas cosas por hacer. Nos corresponde continuarlas, alcanzarlas por él y para todos.

Crecimos admirando y amando a nuestro líder barbudo, de sonrisa tierna, de palabra firme, de manos finas y generosas, vestido de Quijote, de leyenda, que iba diez pasos adelante, regresaba y nos contaba. Sus palabras, lecciones, ideas, carisma, inteligencia preclara, visión del presente y del futuro, ese magnetismo que ejercía sobre todos, lo inmortalizan.

Ante todo, destaca durante toda su vida la coherencia con su filosofía de lucha, la manera de vivir y de pensar, el compromiso con el pueblo, la ética, la valentía que no pueden negar ni sus enemigos. Tenía una curiosidad insaciable, quería saberlo todo, y preguntaba cosas que jamás se habían previsto. En su pensamiento no existía la palabra adversidad, pues la convertía en victoria, y eso tenía que ver mucho con las convicciones muy enraizadas que poseía, bien profundas.

Fidel nació para avivar los corazones en el lado correcto de la historia e hizo de Cuba un país grande e invencible. Su ejemplo es un modelo a seguir. Hay que recordarlo gallardo, enérgico, profundo, y así se verá multiplicado en quien lo evoque, en quien lo siga.

Foto: Centro Fidel Castro Ruz

Tenía capacidad de escuchar todo lo que tuviera argumentos, ideas, sueños, maneras de afrontar la obra común. Nunca pasó inadvertido, dentro ni fuera de Cuba. Sorprendía su sola presencia, lo escuchaban y seguían con atención; era la manera de demostrarle admiración por su vida y por su obra.

Desde lo más hondo, en especial este 13 de agosto, cuando se cumple el aniversario 99 de su natalicio, los cubanos repasan en su memoria o comparten en las redes sociales las múltiples vivencias, sucesos inolvidables y campañas épicas en las que cada uno participó, convocados por el Comandante en Jefe.

Y de esas vivencias se saca una conclusión necesaria: debemos defender a toda costa la unidad dentro de la Revolución, sustentada permanentemente por él. Ahí radica nuestro mayor reto, algo que seguro las nuevas generaciones no olvidarán, como lo expresó tantas veces.

Fidel simboliza el más acabado sentido de la dignidad, fue el primero en todas las batallas, creyó firmemente en la posibilidad de vencer las dificultades. La mayor manifestación de patriotismo y amor a Fidel de los cubanos de hoy, es enfrentar los problemas resueltamente, trabajar duro para hacer avanzar el país, prepararnos, combatir las distorsiones y el delito, mantenernos juntos, para ahora y para después

Él nos convoca cada día a echar esta Revolución para adelante y recoger la cosecha de su vasta siembra, porque vive en cada obra perfectible que nos dignifique. Recordemos a Fidel en su cumpleaños 99 con más Revolución y eso solo puede ser obra de un hombre inmenso, de grandes cualidades; un hombre de pueblo.

Ana Rosa Perdomo Sangermés