Goicuría y O´Farrill, el desafío a la tiranía batistiana

Goicuría y O´Farrill, el desafío a la tiranía batistiana
Foto: https://www.invasor.cu/

La injusta e ilegal inclusión de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo desde 1982 es una realidad histórica. La nación antillana fue eliminada en 2015 de la misma, durante la última etapa del mandato del presidente estadounidense Barack Obama (2009-2017), pero su sucesor Donald Trump la restituyó como uno de los últimos actos en el cargo y en correspondencia con la política de máxima presión que aplicó respecto a Cuba, lo cual se mantiene hasta el presente.

¿Cómo es posible acusar a Cuba de amparar terroristas, y hacerlo sin pudor, cuando han sido precisamente los Estados Unidos el país que ha servido de refugio seguro y cómodo para cientos -por no decir miles- de terroristas de origen cubano, terroristas comprobados y, en muchos casos, hasta confesos?  Es una acusación condenable y repudiable, en la que prima la falta de memoria histórica.

Ejemplo de ello fue la acogida brindada a decenas de criminales de guerra, asesinos, torturadores, ladrones del tesoro público del pueblo cubano, que lograron huir de la justicia revolucionaria y encontraron hospitalidad y asilo en territorio de los Estados Unidos, bien directamente desde el primer momento, puesto que de Cuba salieron directamente hacia allí, o luego de un tránsito más o menos breve por un tercer país.

Fueron acogidos como respetables refugiados políticos, dignos de disfrutar de un cómodo, apacible y lujoso exilio, gracias a los millones que le habían robado al pueblo cubano entre asesinato y asesinato, sin que siquiera sus conciencias se vieran perturbadas por la sombra de sus crímenes horrendos.

Se trataba de una verdadera galería del crimen: Conrado Carratalá Ugalde, quien junto a Esteban Ventura, infundían terror en Cuba y eran de los más sanguinarios esbirros de la Policía en La Habana, autores de innumerables asesinatos.

Y a ellos se unieron Martín Díaz Tamayo, Alberto del Río Chaviano, Esteban Ventura Novo, Mariano Faget Díaz, Armentino Feria Pérez, Irenaldo García Báez, Pilar García García (nombre de mujer y alma de matador), José María Salas Cañizares, Ángel Sánchez Mosquera, Leopoldo Pérez Cougil, Rolando Masferrer Rojas, entre otros que se  ubican en una lista connotada de hasta 40 nombres.

El arquetipo del asesino en la historia de la lucha revolucionaria en Cuba, Esteban Ventura, falleció en 2001, plácidamente, en Miami. De sus incontables crímenes bastaría con mencionar el asesinato de los combatientes de Humboldt-7 (Fructuoso Rodríguez, Joe Westbrook, Juan Pablo Carbó Serviá y José Machado), los cuadros principales del Directorio Revolucionario tras la muerte de José Antonio Echeverría; o la masacre de Goicuría y O’Farrill, donde fueron asesinados Ángel (Machaco) Ameijeiras, Rogelio Perea (Rogito) y Pedro Gutiérrez, que son dos de los hechos de sangre más abominables.

Cada 8 de noviembre tiene lugar allí un acto en conmemoración de los sucesos del 8 de noviembre de 1958, específicamente en el edificio capitalino # 523. Esos tres jóvenes integrantes del Movimiento 26 de Julio, además de Norma que se encontraba embarazada, se batieron a tiros contra más de un centenar de policías bien armados, y protagonizaron el mayor combate de los combatientes clandestinos contra las fuerzas tiránicas de Fulgencio Batista en la capital, encabezadas además por Irenaldo, Carratalá, Martín Pérez y Ricardo Medina, connotados jefes esbirros.

Los que allí se dispusieron a dar su vida por el ideal que habían abrazado eran seres humanos de una gran sensibilidad, humildad y entregados totalmente a la causa revolucionaria que juraron defender. Todos estaban acompañados de una gran autoridad ganada en la lucha contra la dictadura, participantes en numerosas acciones pese al acoso policiaco.

Muchos de aquellos criminales batistianos, que privaron de la vida a valiosos jóvenes como los que homenajeamos hoy a la distancia de 65 años, participaron después en algunas de las organizaciones contrarrevolucionarias que fueron promovidas por el propio gobierno de Estados Unidos y dedicadas a la realización de agresiones armadas y acciones terroristas contra Cuba, y esa fue otra razón por la que jamás Estados Unidos dejó de ampararlos: para utilizarlos en sus planes agresivos contra nuestro país. Esa es la verdad que Cuba denuncia siempre ante el mundo.

Ana Rosa Perdomo Sangermés