Graciano Gómez Vargas y su huella imborrable en la música cubana

Graciano Gómez Vargas fue un reconocido intérprete, compositor, flautista y guitarrista cubano, cuya obra y talento dejaron una huella imborrable en la música tradicional de la nación antillana.
Nacido en el poblado de Guanabacoa, La Habana, el 28 de febrero de1895, se convirtió en una figura clave en la difusión y preservación de géneros como el son, la guaracha y el bolero, contribuyendo al enriquecimiento del patrimonio musical cubano.
Hijo de un tabaquero, heredó el oficio, aunque su pasión era la música, por lo que desde muy joven mostró un talento excepcional para esa manifestación artística, siguiendo la impronta de un tío, cantante y guitarrista.
Estudió flauta y, más tarde, se inició en el conocimiento de la técnica guitarrística y ya en 1912, era considerado un buen ejecutante de la guitarra, hasta tal punto de atreverse a acompañar a trovadores tan significativos como María Teresa Vera, Oscar Hernández y Manuel Luna.
Su estilo interpretativo se caracterizó por la elegancia y el dominio técnico, lo que le permitió destacar en los dos instrumentos que dominaba. Además, su capacidad para componer melodías pegajosas y llenas de ritmo lo convirtió en un referente dentro de la música popular.
Fue un compositor prolífico. Entre sus obras más conocidas se encuentran algunas que han sido interpretadas por generaciones de músicos y que forman parte del repertorio clásico de la música cubana. No pueden dejar de mencionarse, Querendengue, Recuerdo de tradiciones, Qué estamos conversando, Virgen de la Caridad y María Juana, entre otras muchas.
Sus composiciones reflejan la esencia de los géneros tradicionales, combinando elementos del son, la guaracha y el bolero con un toque personal que las hace únicas.
También incursionó en otros estilos musicales como, bolero-son, canción, conga, criolla, guajira, pregón, son y afro.
Viajó a varios países del Caribe y el norte de América, llevando siempre lo mejor de la música tradicional de Cuba, de la cual fue defensor y promotor incansable.
Graciano Gómez Vargas falleció en La Habana el 22 de mayo de 1980, pero su legado perdura en la cultura de esta nación caribeña. Sus composiciones siguen siendo interpretadas y disfrutadas por músicos y audiencias en todo el mundo, y su influencia se puede apreciar en generaciones posteriores de artistas.
Aunque no recibió en vida todo el reconocimiento que merecía, hoy es recordado como uno de los grandes músicos de Cuba.