Homenaje a Mario Limonta en la cultura y el país que él enaltece

Desde el 18 de enero de 2025, el primer actor cubano Mario Limonta no está presente físicamente entre sus familiares y el pueblo que le otorgó popularidad y afecto.
La vida en la que se aventuró como declamador antes de brillar con más fuerza en el ámbito artístico de la actuación, llegó el 19 de enero de 1936, y un día antes de cumplir 89 años, solo dejó espacio para la dolorosa despedida.
De Guantánamo a La Habana o del lugar natal a la urbe cosmopolita fue el salto que propició una trayectoria destacada en el teatro, el cine, la radio y la televisión. “Estrella naciente” tras su debut en el programa de aficionados La corte suprema del arte; intérprete de personajes protagónicos en obras llevadas a escena por el grupo Guernica del Teatro Nacional de Cuba; imagen insoslayable de varias producciones cinematográficas; el inolvidable Sargento Arencibia en el espacio humorístico San Nicolás del Peladero, de la pequeña pantalla.
A parte de ese extenso legado hizo referencia este martes el también actor Alden Knight en palabras de despedida pronunciadas en la Necrópolis de Colón. Allí, reconoció de igual forma, las cualidades como ser humano de su amigo y compañero de labor Mario Limonta Louit.
Otras personalidades del gremio y admiradores participaron en el homenaje, junto al ministro de Cultura, Alpidio Alonso Grau, el presidente del Instituto de Información y Comunicación Social, Alfonso Noya Martínez, y directivos de la Radio, la Televisión e instituciones culturales.
En el mismo sitio donde estuvieron las ofrendas florales del líder de la Revolución Cubana, General de Ejército Raúl Castro Ruz, y del primer secretario del Comité Central del Partido y presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, ellos multiplicaron aplausos y rosas que honraron al artista que mereció los premios nacionales de Televisión (2009) y Humor (2016).

Justo a las diez de la mañana, las cenizas de Limonta habían salido de la que fuera su residencia en el edificio Maca (calle 12, No. 512, entre 21 y 23, El Vedado), en manos de su sobrino Ariel Ordaz Zayas, quien tuvo el honor de colocar la urna en uno de los nichos del camposanto habanero.
De Oriente a Occidente, Cuba lo recordará sobre todo por el hacer con simpatía y el amor hacia su esposa Aurora Basnuevo (1938-2022), desde lo personal y profesional. Están ahí, con sus roles de Estelvina y Sandalio Heriberto, en Alegrías de Sobremesa, programa de Radio Progreso que después de medio siglo de existencia prestigia archivos y dignifica retransmisiones; siguen latiendo en los éxitos del audiovisual de cada género y cada época; nos acompañan desde esa otra dimensión que lo hace todo más eterno.
