Hugo Chávez Frías y el valor de la palabra

Hugo Chávez Frías y el valor de la palabra
Foto tomada de Cubahora

«Es la historia la gran maestra de la humanidad. Ella nos enseña las buenas y malas acciones de las generaciones que nos antecedieron, a ella le debemos el conocimiento de las tradiciones y valores que sustentan la nacionalidad y el amor a esta tierra que nos vio nacer».

De esa forma definía Chávez el valor de la historia para asentar el sentido de pertenencia. En esas palabras, redactadas durante su paso por la academia militar de Caracas en 1975, se palpa la visión de un joven comprometido con su tiempo que definiría el decursar de Venezuela desde los inicios del siglo XXI.

En ese tránsito repleto de desafíos, interrogantes y exigencias, la comunicación fue un factor clave para afianzar las ideas y llegar a las personas en un contexto mediático desfavorable.

Para el periodista José Vicent Rangel, uno de los méritos del líder venezolano fue el rescate de la palabra: «Chávez logró redimensionarla. La ha desmitificado. Le ha quitado la solemnidad que la palabra oficial solía tener, facilitando el acceso del común al mensaje, lo que ha creado un poderoso entramado de compromisos recíprocos», apuntó.

La promoción de espacios, el manejo de la política y el apoyo en el pueblo fueron algunos de los puntos fundamentales en ese empeño, en el cual fue determinante el vínculo con las bases populares, sin intermediaciones deformadoras. Como afirma Rangel: «Le dio vuelta al guante de la acción política para relacionarse con nuevos interlocutores».

Como parte de esas iniciativas estuvo el contrapeso a las grandes cadenas internacionales de noticias con la creación de Telesur y la búsqueda de una vía de interrelación más cercana y personal mediante la cuenta en Twitter o el programa Aló Presidente.

Elvira Narvaja de Arnoux, en El discurso latinoamericanista de Hugo Chávez, destaca la presencia dominante de un tono conversacional, una fuerte dimensión polémica y el enhebrado de citas y procedimientos diversos de reformulación e interpelación, donde se van hilando los temas de forma dinámica.

En De Yares a Miraflores. El mismo subversivo, el líder venezolano declaraba los propósitos de su accionar: «La subversión se ha convertido para mí, así lo siento, en un destino: soy un subversivo amoroso, contumaz e impenitente en pos de la felicidad de mi pueblo y de la plena concreción de la Patria bolivariana y socialista».

Para Marcela Padilla-Guerrero, el éxito del discurso del dirigente venezolano tiene una base contextual irreductible. «Principalmente surgió en un proceso de cambio, en el que la sociedad se sentía cansada del estilo de liderazgo que se había vivido durante más de cuarenta años en los que había existido corrupción y mal manejo de los bienes naturales, y que había devenido en la frustración y el deterioro progresivo del nivel de vida y como consecuencia del aumento de la pobreza de los venezolanos, el discurso promulgado por los políticos de antaño no reflejaba los intereses del pueblo contrario al presentado por Chávez, en el que hace un giro radical, personaliza y utiliza términos cercanos al ciudadano (…) y exalta el papel del pueblo por sobre todas las cosas».

Rangel, por su parte, refiere el acto de convertir el acto de gobierno en una misión pedagógica en uno de los elementos más importantes. Ello permitió, según destacó, la erradicación del analfabetismo, la promoción del estudio por parte de los jóvenes y el conocimiento de los derechos.

Collage de fotos de Hugo Chávez en diferentes etapas de su vida

Lázaro Hernández Rey