Juan Gualberto Gómez en la fragua de la nacionalidad cubana

Juan Gualberto Gómez en la fragua de la nacionalidad cubana
Juan Gualberto Gómez

Un hombre de estatura breve, pelo rizado, labios gruesos y nariz chata utilizó dos palabras en nombre de toda Cuba para hacerle saber a José Martí que el período preparatorio de la guerra había culminado y pronto estallaría.

«Aceptados los giros» era la respuesta de Juan Gualberto Gómez Ferrer a la orden de levantamiento que Martí, ingeniosamente, envió oculta dentro de un tabaco.

Por su parte, Martí reconocía su cubanía y dignidad: «Él sabe amar y perdonar en una sociedad donde es muy necesario el perdón. Él quiere a Cuba con aquel amor de vida y muerte y aquella chispa heroica con la que ha de amar en estos días de prueba quien la ama de veras…».

No se equivocó al nombrarlo su representante en Cuba durante la organización de la Guerra de 1895. Ese mulato crecía en sus ideas independentistas y en su lucha por la igualdad negriblanca. Era el brazo derecho de Martí en tierra natal, su amigo y hombre de confianza, porque el Maestro comprendió que Juan Gualberto era ese caudillo natural que desafiaba al Gobierno.

Hombre de profunda inteligencia y sentido de justicia social, unidos a su afán de aprender constantemente, a partir del propio sentido autodidáctico de su formación. Fue autor de libros como: Las Islas Carolinas y Las Marianas; La patria escrita y La isla de Puerto Rico (primera parte): bosquejo histórico, de las conquista hasta principios de 1891.

Fiel colaborador de José Martí
Fiel colaborador de José Martí

Ese mulato que andaba con paraguas o con bastón, siempre con un tabaco en sus manos, y anteojos para ver de lejos, no pertenece tanto a las luchas de la República, a las campañas electorales, como a la patriótica misión de fraguar la nacionalidad cubana; su trabajo en la emigración, los sufrimientos en las prisiones españolas y su ingente labor como el fiel delegado personal de Martí, así lo atestiguan.

Juan Gualberto no sólo fue un cubano intachable e inclaudicable que siempre estuvo al lado de su pueblo y de la Patria, sino además, un extraordinario periodista de vasta cultura y estilo único. Fue, a no dudarlo, un destacado crítico, autor de hermosos poemas, conocedor de la lengua francesa, hombre de letras, y escritor de gran sensibilidad y profundas inquietudes humanas y revolucionarias. También era conocido como afilado y culto orador político a favor de toda causa justa.

El desempeño de la prensa debe servir de unidad y así lo hizo Juan Gualberto Gómez al crear el periódico La Fraternidad, al poner su valor al servicio de la independencia de Cuba en las filas del Ejército Libertador, al oponerse con su valioso verbo a la injerencista Enmienda Platt y a cuantas manifestaciones segregacionistas y racistas atentaran contra la unidad de los cubanos.

Todavía habrá que seguir profundizando mucho más en la evolución y consolidación de su pensamiento, siguiendo la trayectoria de la madurez y radicalización de sus ideas patrióticas, sociales y racionalistas.

En ocasión de conmemorarse el aniversario 90 de su desaparición física, ocurrida el 5 de marzo de 1933 sin llegar a cumplir los 79 años de edad, el pueblo cubano, en especial los profesionales y trabajadores de la prensa cubana, se inspiran en su ejemplo y sus valores en el periodismo revolucionario para que la prensa cumpla cabalmente su cometido con el rigor, la honestidad, la sagacidad y la valentía que demandan los actuales desafíos. Todo un símbolo fueron aquellas, sus últimas palabras antes de expirar: «Cuba, Martí, Cuba».

Como es habitual cada año, este día se realiza la peregrinación de profesionales de medios nacionales y capitalinos a la tumba del destacado patriota en el cementerio Cristóbal Colón, iniciándose así la Jornada de la Prensa Cubana este año. Igualmente sucede en otros territorios. Y se acude gustoso a esta cita con el hombre necesario, con su imperecedera obra, que lo sitúa entre los que nunca serán olvidados.

Ana Rosa Perdomo Sangermés