Impronta de Alejo Carpentier en la obra revolucionaria conducida por Fidel
Como director de la Imprenta Nacional, el escritor Alejo Carpentier y Valmont participó en el diseño de la Colección Biblioteca del Pueblo que con el impulso de la Revolución Cubana estuvo destinada a los clásicos de la literatura universal.
En una tirada de más de 100 000 ejemplares, El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra, fue el primer título publicado por el generoso proyecto cuyo inicio se ubica el 31 de marzo de 1959.
Tomando como referentes esos hechos, en similar fecha de 1981 se instituyó el Día del Libro Cubano, una celebración en la que siempre se recuerda a Alejo Carpentier, primer latinoamericano en obtener el Premio Miguel de Cervantes.
Al recibir el alto galardón de las letras españolas en 1978, el intelectual decidió entregarlo en donación a la Revolución Cubana como gesto que reafirmó su lealtad y compromiso.
“Nuestro Partido y nuestro pueblo han recibido con la misma emoción que nosotros las palabras con que usted, en gesto de noble y conmovedora generosidad, dedica a la Revolución la medalla conmemorativa y el importe del Premio Miguel de Cervantes Saavedra”, especifica la carta de agradecimiento que le dedicó Fidel Castro Ruz el 3 de mayo de ese propio año.
En otra misiva dirigida el 26 de diciembre del 2004 a Lilia Esteban, la viuda de Carpentier y, entonces albacea y presidenta de la Fundación que lleva el nombre del escritor, Fidel transmitía:
“Albergo la convicción de que en la batalla por alcanzar una cultura general integral en la que se encuentra inmerso nuestro pueblo, la obra de Alejo Carpentier tendrá la garantía de lectores cada vez más cultos y ciudadanos solidarios que honren eternamente su memoria”.
Crónicas, poesías y ensayos están presente en su extensa obra que incluye, además, reconocidas novelas como El reino de este mundo (1949), Los pasos perdidos (1953), El acoso (1956), El siglo de las luces (1962) y Concierto Barroco (1974).
A propósito de la donación del Premio Cervantes, Fidel argumentaba: “Muchas condecoraciones pueden caber en el pecho de un hombre. Pero cuando un hombre siente que no puede existir verdadera grandeza si está separada de la obra colectiva a la que pertenece, como usted lo manifiesta ahora, se hace digno de la más alta y más valiosa de todas; la de la admiración, el cariño y el respeto de su pueblo”.