Jorge Chávez Gamboa: el hombre que no quiso ser famoso

Jorge Chávez Gamboa: el hombre que no quiso ser famoso
Jorge Chávez Gamboa. Foto del archivo familiar

Por sus conocimientos y sensibilidad, Jorge Chávez Gamboa pudo ser un hombre de fama y ocupar un alto escaño en el mundo de la literatura cubana, pero en lugar de ello, escogió una vida sencilla. Para hacer justicia a la historia de ese hombre es esta reseña.

Cuenta una de sus hijas que, con frecuencia, visitaba su domicilio el poeta Alex Pausides, actual vicepresidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), para que Jorge le ayudara a revisar sus textos. En esas ocasiones, ella y su hermana mayor, que a la sazón eran unas jovencitas, se molestaban, pues sabían que el padre no saldría esa noche y no podrían “escaparse” para ir al cine.

En un taller literario en la casa de cultura de Manzanillo. El segundo de izquierda a derecha: Navarro Luna, y el cuarto en ese orden: Jorge Chávez Gamboa. Foto del archivo familiar

Amigo personal del poeta Manuel Navarro Luna, participaba activamente el en taller literario que éste dirigía y al que tras su fallecimiento le fue asignado su nombre. Jorge Chávez Gamboa era el director y editor del boletín Guacanayabo, órgano de ese taller, que contaba con una tirada mensual y se imprimía en la Empresa de Medios de Propaganda del Partido Comunista de Cuba de la oriental región de Manzanillo.

También gozó de la amistad del reconocido escritor Alejo Carpentier, del conocido locutor Mariano Gómez Navarro, de la radio de Manzanillo, de Wilfredo Naranjo Gauthier, destacado periodista y padre del músico Wilfredo “Pachi” Naranjo, así como del intelectual Félix Pita Rodríguez.

Carné de Jorge Chávez que lo acreditaba como corresponsal de Radio Reloj

Chávez Gamboa incursionó en el periodismo como corresponsal de la emisora Radio Reloj, desde su natal Campechuela, a partir de la década de 1950.

Nacido el 11 de abril de 1921, en un hogar humilde de ese poblado que descansa a orillas del golfo de Guacanayabo, Jorge se esforzó al estudiar y se graduó de abogado.

Una vez alcanzado el título, fue empleado como asesor jurídico del alcalde de su poblado natal, lo que le valió como cobertura para colaborar con el Ejército Rebelde, bajo las órdenes de Crecencio Pérez y muy ligado a Horacio Rodríguez, quien fue asesinado precisamente mientras trasladaba un documento dirigido a Jorge.

Como parte de sus acciones clandestinas, Chávez Gamboa mantenía una fachada de partidario de la tiranía batistiana, lo que motivó que al triunfo de la Revolución su casa fuera objeto de un registro por parte de los miembros del Ejército Rebelde y él se trasladara por vía marítima hacia la ciudad de Manzanillo al pensar, ante la confusión del momento, que eran las fuerzas represivas de Batista quienes efectuaban el cateo.

Al enterarse de la situación, Cresencio Pérez se personó en el domicilio y aclaró el entuerto, ordenando que se le devolvieran las pertenencias ocupadas como presuntas pruebas de su relación con la tiranía, entre las que se encontraba su estimada máquina de escribir.

En esa época Jorge poseía una agencia de transporte de carga por carretera que cedió al Gobierno revolucionario en 1964, pasó a trabajar en la Administración Pública y continuó vinculado a todas las actividades de la Revolución y de la cultura.

En el año 1980 decidió trasladarse a La Habana, donde continuó desarrollando actividades culturales y trabajando en la empresa de Comercio del municipio de Centro Habana hasta su deceso, víctima de una dolencia hepática, el 26 de octubre de 1990.

Gilberto González García