Julio Antonio Mella y la redentora huella de su brazo encendido

A la distancia de 96 años de su asesinato, el extraordinario joven revolucionario y antimperialista Julio Antonio Mella sigue conmoviendo a su pueblo, porque su ejemplo de líder excepcional y sus muchas cualidades lo inscribieron para siempre como uno de los grandes e imprescindibles de la Patria.
¡Se conoce con detalles cuánto hizo por Cuba y por América! A Mella se le recuerda con especial simpatía y reconocimiento a su obra, porque durante toda ella mantuvo un perenne combate. Los enemigos de las causas nobles y justas de la humanidad cercenaron su vida aquella noche del jueves 10 de enero de 1929 en la hermana tierra azteca, cuando había cumplido apenas 25 años de edad.
Por aquel Mella, surgirían después cientos de miles en las generaciones siguientes. Las de hoy, en hermosa prolongación, siguen sus pasos en las fuertes batallas de estos tiempos, dispuestos como él a luchar y morir por la Revolución. Muchos serán en esta fecha los homenajes, entre los que destaca el que cada año se realiza en el conjunto monumentario que se alza hace 49 años frente a la escalinata de la Universidad de La Habana.

El 10 de enero de 1976 fue inaugurado el Memorial Mella y depositadas allí de forma permanente sus cenizas, con el homenaje oportuno y sentido del pueblo habanero que acudió de forma masiva a la solemne ceremonia, al frente de la cual marchaba Fidel y la máxima dirección de la Revolución.
Ese sitial atesora un monumento de 16 metros de altura, que acompaña al busto de Mella y una tarja que refleja su confianza en el desarrollo de la historia de la humanidad a través de una de sus frases perdurables: «Luchar por la revolución socialista en la América no es una utopía de locos o fanáticos, es luchar por el próximo paso de avance de la historia».
Las cenizas de Julio Antonio Mella habían sido trasladadas a Cuba de forma clandestina, gracias a la solidaridad de manos amigas y comprometidas mexicanas, y de la labor del intelectual y militante comunista cubano Juan Marinello Vidaurreta, quien en 1933 las trajo a Cuba y las guardó hasta 1962, fecha en que las entregó al entonces comandante Raúl Castro Ruz, ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR).
Desde entonces quedarían guardadas en el Museo de la Revolución. Del 16 al 22 de agosto de 1975 las cenizas del destacado líder estudiantil y comunista fueron expuestas en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, en conmemoración del aniversario 50 de la creación del primer partido marxista leninista de Cuba, del cual Mella fue uno de sus fundadores. Aquel último día de la muestra, el Comandante en Jefe Fidel Castro expresaba en el acto político:
«Julio Antonio Mella, un día dijiste que aún después de muertos somos útiles, porque servimos de bandera. ¡Y así ha sido! ¡Tú fuiste siempre bandera de nuestros obreros y nuestros jóvenes en las luchas revolucionarias, y hoy eres bandera alentadora, ejemplar, victoriosa e invencible de la Revolución Socialista de Cuba!».
Hoy una vez más se le cantará al héroe desde el mismo lugar donde descansa para siempre en el seno la Patria, frente a la legendaria escalinata de la Universidad de La Habana, por donde subieron y bajaron varias generaciones de cubanos -incluida la actual- para alzar sus voces y defender la Patria cubana.