Junto al Che, ¡hasta la victoria siempre!

Junto al Che, ¡hasta la victoria siempre!

En los años siguientes al triunfo de la Revolución cubana, además de sus responsabilidades como dirigente, Ernesto Che Guevara se distinguió por sus aportes al pensamiento revolucionario, derivados del análisis riguroso y de la interpretación enriquecedora de la realidad del país.

Como hombre de acción y pensamiento, trabajador infatigable, el Che identificó tempranamente la necesidad de incrementar la producción y la productividad del trabajo, esencia que forma parte de su pensamiento económico y que debemos estudiar de manera más sistemática.

Generador de ideas profundas, el Che a la par hizo grandes esfuerzos por el desarrollo científico técnico de Cuba, el cual veía ligado al porvenir del país. A propósito, pronosticaba: “Nunca podremos caminar con nuestros propios pies, mientras no tengamos una tecnología más avanzada, basada en una técnica propia, en una ciencia propia”.

Cuando hablamos de la necesidad imperiosa de incrementar la producción y de profundizar en el pensamiento económico del Che, recordemos que él hizo énfasis en el hombre, en el puntal de la fuerza de trabajo, al mismo tiempo que vio en los resortes morales la palanca fundamental de la construcción socialista. Y le dio mucha importancia a las universidades y a su papel en la formación de especialistas para expandir la industrialización del país, lo cual adquiere hoy extraordinaria vigencia.

Con respecto a los dirigentes empresariales, preveía que los mismos debían estar capacitados sobre la dirección moderna, debían ser hombres y mujeres capaces, creativos, honestos y, por encima de todo eso, políticos formadores.

Cuando el Che postulaba que era necesario “generar riquezas con la conciencia”, lo hacía concibiendo siempre elevar la productividad y la calidad, reducir los costos, ahorrar en medios, no ir tras la ganancia por la ganancia (elemento consustancial al capitalismo) y conciliar los estímulos materiales y morales.

El Che no se limitó a cortar cintas inaugurales en su peregrinar fundacional por el país, para luego encerrarse en su despacho a trazar planes. No se contentó con los resultados productivos ni se perdió en multiplicaciones futuristas. Comenzó temprano a pulsar el rumbo, a hurgar en el cómo y el porqué de la nueva gestión económica en las fábricas, con los obreros.

Y empleó la contabilidad y el costo, el control para prevenir las desviaciones del plan, incluida la calidad. Lo hizo con esa agudeza del sagaz guerrillero para detectar lo que permanece camuflado.

La calidad estuvo siempre en su mira; era punto obligado en los consejos de dirección que presidía. Y fomentó los consejos de calidad en los colectivos obreros, además de la dirección de análisis de productos en el Ministerio de Industrias.

Tal celo por la calidad se abría paso en condiciones muy desventajosas, con un férreo bloqueo económico y comercial por parte de los Estados Unidos, con éxodo de tecnólogos y especialistas; la materia prima escaseaba y no era la mejor.

Pero el Che, inconforme por excelencia, se alzaba en contra de las justificaciones materiales y señalaba: “…se han abandonado las disciplinas de trabajo, disciplinas tecnológicas, hay falta de cuidado, respeto excesivo por el número en la producción”. Y fue adentrándose en cuestiones como el surtido, la variedad, la presentación y el diseño.

El ministro combatiente no tenía guiones establecidos en su vida pública, y escogía cualquier tribuna para arremeter contra la fealdad y el mal gusto. En sus visitas a las fábricas era uno de los temas que verificaba con mayor celo… y en las comparecencias, denunciaba. No se deslumbró con las cifras y las cantidades.

En las complejidades de la economía cubana de hoy están frescas y palpitantes sus preocupaciones sobre estos y otros temas. El asunto está en saberlas interpretar creadoramente, frente a un mundo tan competitivo y escandalosamente utilitario.

Con estas aristas del pensamiento económico del Che hemos querido recordarlo precisamente hoy, a 57 años de su asesinato, allá en la boliviana Quebrada del Yuro. Como señalara el Comandante en Jefe Fidel Castro, “! buscaremos siempre en el ejemplo del Che la inspiración, la inspiración en la lucha, en la tenacidad, en la intransigencia frente al enemigo y en el sentimiento antimperialista!”

¡Hasta la victoria siempre!

Ana Rosa Perdomo Sangermés