La raíz histórica de la expedición del Granma

La raíz histórica de la expedición del Granma

El 25 de noviembre de 1891 llegó José Martí a Tampa, centro de emigrados cubanos en el sur de los Estados Unidos, para hablar a los trabajadores, a los generosos tabaqueros que ya lo veían como el Maestro, y decirles que “con esperar, allá en lo hondo del alma, no se fundan los pueblos”. Llegó con la estrella y la paloma en el corazón para acelerar las consecuencias felices de “la guerra próxima e inevitable”.

Exactamente 65 años después, el 25 de noviembre de 1956, un grupo de 82 hombres, dirigidos por Fidel Castro, se reunió en un pueblito mexicano a orillas del río Tuxpan para acelerar las consecuencias felices de la también “guerra próxima e inevitable”.

En una pequeña embarcación -el Granma- cargaron las armas, los víveres y las medicinas. La noche encapotada y lluviosa los vio bajar por el río para alumbrar otro capítulo de la Revolución iniciada por Carlos Manuel de Céspedes en La Demajagua y reanudada por Martí casi al terminar el siglo XIX.

En aquel momento, cualquier cubano honrado pudo haber repetido las palabras del Apóstol a los tabaqueros de Tampa: “Se me hincha el pecho de orgullo, y amo a mi patria aún más desde ahora, y creo más desde ahora en el porvenir ordenado y sereno”.

Todas las preguntas que pudiera originar la expedición del Granma fueron respondidas por Martí en aquella ocasión:

¿Por qué la guerra?- “Las guerras estallan cuando hay causas para ellas, de la impaciencia de un valiente o de un grano de maíz”.

¿Quiénes eran los expedicionarios?- “Hombres somos y no vamos a querer gobierno de tijera y figurines, sino trabajo de nuestras cabezas, sacado del molde de nuestro país”.

¿Qué decían?- “ParaCuba que sufre, la primera palabra. De altar se ha de tomar a Cuba, para ofrendarle nuestra vida y no de pedestal, para levantarnos sobre ella”.

¿Qué querían?- “…quela ley primera de la república sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”.

¿Qué iban a hacer?- “…poner la justicia tan alta como las palmas”.

¿Qué buscaban?- “…con letras de luz se ha de leer que no buscamos en este nuevo sacrificio, meras formas, ni la perpetuación del alma colonial de nuestras vidas con novedades de uniformes yanquis, sino la esencia y realidad de un país republicano nuestro, sin miedo canijo de unos a la expresión saludable de todas las ideas y el empleo honrado de todas las energías…”

Y en el Granma cruzaron el Caribe, el viejo mar de la esclavitud, escenario trágico de la gran disputa universal por el nuevo continente. En él había nacido el afán de la gran patria latinoamericana, y en él entraron en conflicto, por primera vez, las ideas moribundas del viejo mundo y las aspiraciones nuevas de los pueblos de América.

El mar Caribe, teatro de mil batallas navales y de choques estremecedores de grandes escuadras, fue surcado por aquella pequeña embarcación, cuyos hombres iban a conquistar los destinos de un pueblo y a impugnar la hegemonía del imperialismo norteamericano. Aquella expedición no fue una tarea fácil.

Jamás una “flota” tan diminuta produjo cambios tan enormes. América Latina, y en especial Cuba, comenzaron en aquel momento a dejar de ser lo que eran.

A Las Coloradas, en la zona sur oriental cubana, llegarían los expedicionarios siete días después, también con la estrella y la paloma en el corazón.

Ana Rosa Perdomo Sangermés