Maceo y Che, juntos en el ejemplo y la grandeza

Maceo y Che, juntos en el ejemplo y la grandeza

Hay hombres que dejan su impronta para la eternidad.  Desde la realidad cubana hoy se continúa forjando y construyendo el presente, y también el futuro inspirados en Antonio Maceo Grajales (Santiago de Cuba – 1845) y Ernesto (Che) Guevara de la Serna (El Rosario, Argentina – 1928), que aunque nacieron distantes en el tiempo (83 años), sus vidas coinciden en valores y actitudes que sirven de permanente ejemplo.

La mejor manera de recordarlos en ocasión de los aniversarios de sus natalicios es sabiéndolos presentes en nuestro actuar cotidiano, como los hombres de carne y hueso, enérgicos y valientes, que fueron hasta el fin de sus vidas; perpetuando esa confianza absoluta que tuvieron en la victoria, su intransigencia permanente ante el enemigo, su antimperialismo, sus capacidades de mejoramiento humano, luchando por otro mundo posible en diferentes circunstancias, no menos épicas.

También en el empeño por alcanzar toda la justicia y la solidaridad,  defendiendo el proyecto social que ellos en su tiempo ayudaron a construir y defender con sólidos y fieles principios, con una ética imperecedera para Cuba y el resto del mundo, sobre la base de la unidad.

Pocos como ellos dejaron a la posteridad patrimonio tan puro ni herencia tan vigente y fecunda. Cuba ha sido testigo de la entereza y bravura de estos patriotas, cada uno en el momento histórico que le tocó vivir, en la contienda emancipadora frente al ejército español en el siglo XIX y en la lucha insurreccional en la Sierra Maestra contra la dictadura batistiana, con innumerables acciones heroicas y de arrojo sin igual.

Conscientes de su condición de ciudadanos de América y de que el deber de todo hombre verdadero no podía ser otro que el de marchar a combatir la injusticia, ambos dejaron hermosas muestras de sus sentimientos solidarios internacionalistas.

Para Maceo y Che el concepto de Patria no estaba delimitado por estrechas fronteras geográficas, sino que alcanzaba un sentido más bello y profundo, porque sabían que “el corazón humano es lo suficientemente vasto como para que en él se encierre el mundo entero”. Y supieron probarlo.

Así lo demostró Maceo cuando expresó su anhelo de la libertad de Puerto Rico y el Che cuando lo luchó en las coordilleras del sudeste boliviano y proclamó ese legítimo amor a la humanidad.

Uno anduvo a caballo, machete en mano y protestó enérgicamente en Baraguá… el otro viajó en el Granma, peleó en la Sierra, triunfó en el llano… pero ambos llevaron el fuego revolucionario a toda Cuba. En ellos primó siempre la idea del deber, del sacrificio, la pureza más absoluta, el desinterés más completo.

Y se convirtieron para los cubanos y para el mundo en modelos de hombres posibles de alcanzar, en banderas, en guías permanentes, en símbolos de revolucionarios. Por méritos propios, son referentes eternos de la juventud y de la vanguardia política en el fragor de la nación.

Maceo y Che viven en el espíritu de resistencia e intransigencia, y en las proezas cotidianas de nuestro pueblo. Y los recordaremos siempre, en toda su sencillez y bravura, porque siguen junto a nosotros en el difícil combate de estos tiempos.


Como regalo especial de cumpleaños, hoy 14 de junio en toda Cuba se realizará por parte de los pioneros cubanos el cambio de atributo a los alumnos que concluyeron el tercer grado escolar y a partir de ahora se identifican con su pañoleta roja como los pioneros José Martí de primer nivel, ceremonia que llena de alegría a infantes y familiares en cada rincón del país, unido a las sorpresas que deparan las acampadas.

Ana Rosa Perdomo Sangermés