Aniversario 63 de la Uneac: «Fidel nos guía y con Guillén, aquí estamos»
Con la convicción de que la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) sigue siendo ese espacio donde Nicolás Guillén y Fidel Castro estrecharon las manos por la Revolución y la Cultura cubanas, la organización celebra hoy sus 63 años de fundada.
Desde la emblemática sala Rubén Martínez Villena de la sede nacional, la presidenta Marta Bonet de la Cruz pronunció este jueves las palabras de regocijo por la importante efeméride, en una jornada que distinguió también por la inauguración de la muestra de humor gráfico Palestina en las verjas de la casona de 17 y H, consagrada a la defensa de la causa del hermano pueblo, y la entrega del premio internacional de la Uneac, Dulce María Loynaz, al poeta nigeriano y Premio Nobel de Literatura (1986), Wole Soyinka.
Queridos miembros de la Unión, invitados:
Existen años bisagra, que marcan un giro definitivo en la historia de los pueblos. Ustedes podrían pensar, si del siglo XX cubano se tratase, en 1959. Pero esos años iniciadores de épocas, traen consigo otros, de cierta forma subordinados, pero decisivos. Es el caso de 1961, cuando se declara el carácter socialista de la Revolución y el pueblo derrota la invasión mercenaria de Playa Girón. Es el año también de la Campaña Nacional de Alfabetización, de los históricos debates en la Biblioteca Nacional sobre el destino de la cultura revolucionaria y del conclusivo discurso de Fidel conocido como Palabras a los intelectuales, y unos días después, del Primer Congreso de Escritores y Artistas, que diera nacimiento a la Uneac.
La guerra transcurría en las almas, en los cuerpos, en las calles. Alfabetizadores casi adolescentes eran asesinados. Muchos y muchas nacían otra vez de las experiencias vividas. La burguesía quemaba su templo mayor: la tienda El Encanto. El pueblo ardía en llamas interiores. No se trataba de creer, sino de leer, aunque también había que creer, que soñar. La obsesión fidelista por la unidad que nos salvaría, cristalizaba en el Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba. No eran admisibles las sectas, los guettos profesionales, las torres de marfil, y los intelectuales edificaron una institución que unió a todas las generaciones, a todas las tendencias artísticas, a todas las expresiones del arte y la literatura. En ella nos encontramos, 63 años después. Muchos jóvenes de entonces, ya no están físicamente, otros, como Miguel Barnet, con una obra universalmente reconocida, o como Lesbia, o como la más joven Nancy Morejón, continúan plenos de creatividad. Los jóvenes de hoy no vivieron aquellos días. Pero la pasión por la cultura, es decir, por la creación artística y literaria, sigue viva.
Hoy tenemos muchos más intelectuales y artistas que en 1961, pero los retos culturales son mayores: las redes sociales han dinamitado el acceso a la información, al disfrute de la cultura plena y genuina, a la lectura tradicional, espaciosa, reflexiva; los mensajes son breves y rápidos, la verdad se difumina en la verosimilitud, acepta incluso un estado post, que se desentiende de los argumentos y las demostraciones, que juega al engaño con noticias falsas que pueden costar guerras sangrientas. Otra vez se ataca la estima nacional, como puerto de desembarco para la reconquista, sea en el deporte, en la creación artística o en nuestra capacidad para encontrar soluciones, y se desvirtúa la historia. Pero tenemos una tradición intelectual muy rica que nos defiende; esta ha sido una Revolución en la que han convivido y creado hombres y mujeres extraordinarios, a los que resulta imposible mencionar sin pecar de injustos con otros, y también generadora de instituciones madres que son pilares de la cultura nacional. Nos corresponde defender esa tradición y enriquecerla. Podemos y debemos sentirnos orgullosos de lo que hemos sido y de lo que somos. Es una tradición cultural que incluye como elementos esenciales la solidaridad, la preponderancia del ser sobre el tener, el afán de justicia social, y que tiene al imperialismo estadounidense como el principal peligro, al pretender cambiar nuestra historia y distorsionar los valores culturales auténticos que nos identifica, e imponernos una seudocultura como parte de una feroz campaña colonizadora.
Amigos, estamos en un año de Congreso, que es también un año de enormes dificultades. Solo la unidad propiciará la victoria, una unidad que, en metáfora de Cintio Vitier, sea parlamento en trinchera. Fidel nos guía y con Guillén, AQUÍ ESTAMOS!!!!
¡Muchas felicidades! ¡Viva Cuba!