Miradas de mujeres cineastas visibilizadas en los Festivales del Cine en La Habana

Miradas de mujeres cineastas visibilizadas en los Festivales del Cine en La Habana
Filme La ciénaga. Foto: https://alternativa.cccb.org/

La gran fiesta audiovisual por el aniversario 65 del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos, Icaic, fundado el 24 de marzo de 1959, propicia meditar sobre la significación de los Festivales Internacionales del Nuevo Cine Latinoamericano celebrados en La Habana cada diciembre.

El Icaic ha sido el protagonista de la convocatoria que permite a los cubanos y a las cubanas ver el cine nacional, de América Latina y del mundo.

Sobre las rutas desplegadas por mujeres cineastas en dichos contextos reflexionamos: Visibilizar en la pantalla grande el ingenio, la creatividad, las estéticas de guionistas y directoras son reclamos continuos de artistas, técnicos, productores, directivos y públicos. Múltiples acciones han permitido que se conozcan temáticas, estilos y complejas meditaciones dramatúrgicas de las realizadoras sobre la construcción de lo real.

Sin el apoyo sistemático del Icaic hubiese sido imposible ver en los cines habaneros filmes de notable calidad artísticas. Entre ellos, Danzón, dirigido por María Novaro, Camila, joya exquisita de María Luisa Bemberg y La ciénaga, puesta de Lucrecia Martel, una auténtica transgresora de cómo contar relatos en el séptimo arte.

Precisamente, ella devino paradigma en el escenario cinematográfico latinoamericano desde 2001. Recrea visiones no usuales del sistema de encuadres, el espacio off, los usos del sonido, las líneas dramáticas y las situaciones superpuestas en narrativas poco usuales. Inteligente, sagaz, propositiva, vuelve una, otra vez a la memoria. Sabe conjugar sutilezas, violencia, sensibilidad y la confrontación entre etnias y clases sociales.

Por supuesto, no es la única enfrascada en disímiles batallas por hacer cine. Los Festival de La Habana han mostrado la pasión de las cineastas al recrear el lenguaje de género, la necesidad de mostrar las desigualdades, la utopía, los derechos humanos. En fin, aportan quehaceres perceptivos sobre lo propio, lo universal, y las emociones para articular la comunicación con espectadores de diferentes edades y sexos.

Este logro ha sido posible por el papel decisivo del Icaic en una convocatoria que coloca en nuestros cines la lucidez emocional de creadoras cubanas y del mundo. Como hemos apreciado en filmes, documentales, cortos y animados, ellas aportan visiones lacerantes o gritos ahogados. Muchas de ellas son conscientes del valor de ambos gestos, captan su sentido en relatos, personajes y conflictos sugerentes, pues hacen pensar en intimidades, angustias, alegrías, sueños, quizás poco socializados sin prejuicios.

Sensibles, culturas, instruidas, cineastas de diferentes generaciones plantean perspectivas particulares, provocadoras al contar historias. Estas prioridades exigen dominar especialidades decisivas en el proceso narrativo: dramaturgia, actuaciones, puestas en escena. Ninguna admite improvisación. Las cineastas son conscientes de que tanta importante tiene el lenguaje verbal como el icónico. El pensamiento, la palabra, lo visual son fundamentales en cinematografías donde reconocemos nuestra manera de hablar y expresarnos con claridad, variedad y riqueza expresiva”. Nunca lo olvidan, el propósito del arte no es solo crear la vida del espíritu humano en el papel interpretado por actores y actrices, sino transmitirlo externamente en forma artística. Al profundizar en la construcción de lo real convierten sus esencias en soportes de significaciones humanistas, edificantes, íntimas, sociales. Encuentran vías para indagar en quiénes somos, qué ansiamos, cómo vamos a seguir adelante.

Sugerimos continuar descubriendo el cine realizado por mujeres que cada diciembre mediante el Festival de La Habana llega a los públicos.

Sahily Tabares Hernández

Dra. en Ciencias sobre Arte, periodista cultural y profesora‍ de la Universidad de La Habana.