Ramiro Guerra, acucioso investigador de la economía y la historia de Cuba

Una profunda huella en la economía y la historia de Cuba, tanto en el ámbito académico como en la práctica profesional, dejó el destacado intelectual Ramiro Guerra Sánchez.
Nacido en el poblado de Batabanó el 31 de enero de 1880, fue una figura clave para la comprensión del desarrollo económico y social de la nación durante la primera mitad del siglo XX y los cambios políticos y económicos que se gestaron con la Revolución de 1959.
Su obra más relevante se refiere al desarrollo económico de Cuba y la región del Caribe, con una mirada crítica sobre las estructuras coloniales y postcoloniales y las estructuras de poder económico y político, destacando los procesos de dependencia económica y las relaciones con los países imperialistas.
En sus investigaciones defendió la necesidad de una comprensión integral de la historia económica de Cuba, haciendo hincapié en la importancia de factores como la esclavitud, el monocultivo del azúcar y el impacto de las relaciones con los Estados Unidos y las potencias europeas.
Su obra más conocida, La economía cubana en el siglo XIX, destaca por su rigurosidad y por el enfoque multidisciplinario con el que aborda la historia económica. En este trabajo, Guerra Sánchez no solo analiza los aspectos técnicos de la economía cubana, sino que también se adentra en los factores sociales, culturales y políticos que influyeron en el desarrollo del país, presentando una visión que combina el análisis económico con una reflexión crítica sobre la historia social de Cuba. Otra de sus obras relevantes es La expansión territorial de los Estados Unidos a expensas de España y de los países Hispano Americanos, la cual fue editada en 1935.
En el campo de la historiografía, este investigador descolló por su capacidad de integrar las ciencias sociales en la interpretación de la historia nacional. Resulta destacable su estudio sobre la Guerra de los Diez Años.
Su enfoque marxista y su compromiso con la Revolución Cubana le permitieron escribir una historia económica que no solo trataba los hechos, sino que los ubicaba en un contexto de lucha social y de transformación histórica. En ese sentido, su obra fue pionera y contribuyó a enriquecer la comprensión del pasado de Cuba, desde una perspectiva que trascendía los límites tradicionales de la historia económica.
En los primeros años de la Revolución fue miembro de la Comisión Nacional de Planificación, aportando su conocimiento para la construcción de una economía socialista que respondiera a las necesidades de la población y posteriormente ocupó otros cargos en instituciones académicas y gubernamentales, donde su influencia fue decisiva en la formación de nuevas generaciones de economistas e historiadores.
Además de sus libros, sus artículos y ensayos fueron fundamentales para la reflexión crítica sobre el futuro económico y social de Cuba, pues constituyeron un referente imprescindible para quienes estudiaban las dinámicas históricas y económicas del país.
Como parte de sus actividades profesionales también se desempeñó como docente, siendo director de la Escuela Normal para Maestros de La Habana, organizando la primera Escuela de Comercio y reformando planes y cursos de las escuelas, entre otras tareas.