Roberto Rodríguez, El Vaquerito: la hazaña a pecho descubierto

Roberto Rodríguez, El Vaquerito: la hazaña a pecho descubierto
Capitán del Ejército Rebelde Roberto Rodríguez Fernández, conocido como El Vaquerito

Los restos del valiente joven Roberto Rodríguez Fernández, conocido como El Vaquerito desde que pisó el firme de la Sierra Maestra en la zona oriental de Cuba, fueron mantenidos a buen resguardo en Placetas, su tierra natal, desde que perdiera la vida el 30 de diciembre de 1958, a escasas horas de triunfo revolucionario.

Había caído heroicamente en combate como consecuencia de un balazo en la cabeza, disparado desde un carro blindado del ejército batistiano, con una ametralladora calibre 50 que hacía disparos sistemáticos, cuando se disponía a tomar, junto a otros combatientes del Ejército Rebelde, la estación de la policía de Santa Clara. Contaba apenas con 23 años de edad.

Placetas entonces era ya un poblado liberado por los rebeldes –dentro de ellos por El Vaquerito– como parte de la Ofensiva Final y hacia allí ordenó el comandante Ernesto Che Guevara que fuera traslado al día siguiente su cadáver, recordando que siempre había reclamado para sí la posición de mayor riesgo en el combate.

Monumento a El Vaquerito en Santa Clara, Provincia Villa Clara
Monumento a El Vaquerito en Santa Clara, Provincia Villa Clara

Los lugareños asistieron consternados a rendir los honores de héroe a quien dio su vida por la causa revolucionaria, transmitió de forma permanente optimismo a sus compañeros de lucha e integró la Columna Uno, José Martí, con sus características naturales de valentía y audacia.

Sobre este acontecimiento el Che testimoniaba: «Recuerdo que tenía el dolor de comunicar al pueblo de Cuba la muerte del capitán Roberto Rodríguez, el Vaquerito, pequeño de estatura y de edad, jefe del Pelotón Suicida, quien jugó con la muerte una y mil veces en lucha por la libertad».

Desde diciembre del año 2009 sus restos reposan, junto a los demás caídos durante la Guerra de Liberación (1956 – 1958), en el mausoleo dedicado al Frente de Las Villas, muy cerca de donde descansan los restos de su jefe eterno, Che, y sus compañeros de la guerrilla boliviana. Allí están, en la ciudad que también liberaron en las jornadas previas a la victoria.

Era muy jaranero y fantasioso. Al Comandante en Jefe, Fidel Castro, y al Che les gustaba conversar a menudo con él, saber cómo pensaba sobre determinadas cosas, conocer de su vida; sentían por él gran simpatía y reconocimiento.

El Vaquerito le había confesado a sus compañeros de armas en algunas ocasiones que su ilusión era entrar triunfante encima de un tanque de guerra en el campamento militar de Columbia, en La Habana, y estudiar  la carrera de Derecho como había hecho Fidel.

Roberto Rodríguez murió sin conocer a Cuba libre. Muchos son los centros en el país que llevan con orgullo el nombre de este pequeño gigante lleno de patriotismo que cayera hace ya 64 años, como es el caso de aquella estación de policía que él atacó y que la Revolución convirtió en escuela.

Allí se entonará hoy, con mayor fervor patriótico, el himno de la Patria y sus estudiantes ratificarán su compromiso de impulsar la Revolución por la que jóvenes como El Vaquerito ofrendaron su hermosa vida.

Leer más

Ana Rosa Perdomo Sangermés