Rolando Escardó, poesía y revolución en las venas

Rolando Escardó, poesía y revolución en las venas

Un accidente de tránsito segó la vida del incansable trabajador, revolucionario y poeta Rolando Escardó, un cubano de su tiempo.

El nefasto hecho ocurrió el 16 de octubre de 1960, en la localidad de Jagüey Grande, perteneciente a la provincia de Matanzas, cuando organizaba el primer Encuentro Nacional de Poetas, que debía celebrarse en Camagüey, para recaudar fondos que propiciarían la compra de un avión de combate para defender la Revolución Cubana.

El poeta había nacido el 7 de marzo de 1925, en esa provincia, donde su pasión por la cultura lo había impulsado a fundar los grupos literarios Los Nuevos y Yarabey.

También en la tierra camagüeyana había publicado una recopilación de los versos de José Martí.

Pero sus actividades revolucionarias en la clandestinidad, contra la tiranía de Fulgencio Batista, provocaron que fuera perseguido y encarcelado, hasta que en 1958 tuvo que abandonar el país y establecerse en México.

Al triunfo de Revolución encabezada por Fidel Castro, regresó a Cuba y fue designado teniente del Ejército Rebelde y jefe de una Zona de Desarrollo Agrario, y organizó cooperativas de carboneros en la Ciénaga de Zapata. Poemas suyos aparecieron en las revistas Ciclón y Lunes de Revolución, y con posterioridad a su muerte fue publicado su poemario Jardín de piedras.

Especialistas en el tema encuentran en la poesía de Escardó una influencia de César Vallejo, una efectiva comunicación y un ímpetu vitales.

El escritor Samuel Feijóo fue un entrañable amigo de Rolando, a quien también ayudó con la publicación de algunos de sus poemas. Durante una visita que hiciera su madre, Dolores Escardó, cuando ella ya contaba 70 años de edad, Feijóo le relató la forma en que había conocido a su hijo.

“Lo conocí a mediados de los años de 1950, en un cuartucho del poeta Fayad Jamís, en Salud 68, altos*. Creo que él vivía allí también, y los dos se estaban muriendo de hambre. Escardó me leyó sus poemas un poco apenado, con mucha modestia. Y me di cuenta que era un poeta en todo el sentido de la palabra, con una poesía muy personal. Y le pedí algunos para publicarlos en las revistas Ateje y Faz, y me entregó los poemas de la Plaza del Vapor, que poco después vieron la luz y fue una gran revelación”.

Rolando Tomás Escardó no fue ajeno a las ciencias, la naturaleza y la aventura, por lo que entre sus actividades predilectas también se encontraba la espeleología.

Fuego negro (poema de Rolando Escardó)

Tus ojos me hablan de extraños mundos
a los que no he viajado
ciudades
sitios aislados
fantasmas míos
que reconozco huyendo
de tu abrazo.
Bien mío
estrella
signo que vienes a este valle de lágrimas
quién podrá detenerme
quiénes se atreverán.
El filo de mi puñal brilla en tus ojos
de plata
oh alma,
en tus ojos de plata hechos para mi deleite
de instante en instante.
¿Cómo es posible
cómo pueden ser tan posibles estas cosas?
Ni yo mismo comprendo lo que me trajo
ni lo que me arrastra
mas entiendo esas realidades que me espantan
o acaso entiendo que este valle de lágrimas
no es mi casa.
Pero tus ojos me hablan de esos extraños mundos
a los que no he viajado
oh estrella
fuego negro que me matas.

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*Se refiere a la calle Salud del actual municipio de Centro Habana, provincia La Habana (N. A.)

(Con información de Ecured y la Unión de Escritores y Artistas de Cuba)

Gilberto González García