Toda una dama del teatro cubano

Toda una dama del teatro cubano

Entre las actrices más renombradas del teatro cubano, en especial el vernáculo, se encuentra Alicia Rico, quien supo encarnar simpáticos personajes característicos del ambiente popular, principalmente, una vieja chismosa y a una gallega, aunque también paseó por el tablado a sirvientas, guajiras, mulatas y mujeres bobas.

Nacida en la occidental región de Pinar del Río, el 7 de octubre de 1886, cuando contaba sólo un año de nacida sus padres se mudaron para La Habana, donde se inició su carrera artística cuando alcanzó la edad de 16 años a ser contratada por el famoso Regino López para integrar su compañía.

Bajo la égida de este empresario, mostró su carisma en el escenario del teatro Alhambra, todo un palacio del bufo cubano. También trabajó en las compañías de Francisco Soto (Sotico), de Ramón Espígul y de Roberto Rodríguez (Bolito).

Formó parte de la compañía de zarzuelas cubanas Suárez Rodríguez, en 1932 y entre 1934 y 1936, así como en la de Garrido y Piñero en la década de 1940.

Pero su accionar artístico no se limitó al teatro, pues también incursionó en la radio, la televisión y en el cine.

Del séptimo arte se recuerda su participación en las películas: La mesera del café del puerto, (drama, México, 1950); ¡Olé… Cuba!, (comedia, México-Cuba, 1957), y El farol en la ventana, (ficción, Cuba,1957), entre otras.

Alicia Rico falleció en La Habana el 29 de diciembre de 1966, pocas horas después de actuar por última vez en su querido teatro Martí.

Gilberto Gonzalez

Periodista