El Día del Libro Cubano y la promoción de la cultura

Desde 1981 cada 31 de marzo se conmemora el Día del Libro Cubano. En ese año se instituyó la celebración como homenaje a la creación de la Imprenta Nacional de Cuba en ese día, pero del año 1959. En aquellos momentos, el efervescente y rápido proceso de transformaciones desarrollado en el país apuntaron a la transformación social sobre la base de la educación y la cultura como pilares en dicho proceso. En él la Imprenta, en su corta existencia tuvo un rol destacado para cimentar la producción editorial en la nación y configurar un escenario más amplio que revalorizó los libros y la lectura como complementos indispensables en las proyecciones en materia de educación y divulgación de la cultura y el conocimiento.
Precisamente uno de sus encomiendas más importantes fue la preparación y publicación de los materiales de la base de estudio, cartillas y manuales empleados en la Campaña de Alfabetización, con más de dos millones de ejemplares.
Bajo la guía de su director, Alejo Carpentier, también se imprimieron otras obras de la literatura universal (A sangre fría, Doña Bárbara, Un amor de Swan), trabajos de César Vallejo, Nicolás Guillén, Rubén Daría y Pablo Neruda, y tres tomos de Poesía Cubana supervisados por José Lezama Lima, además de la emblemática edición de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, la primera publicación de la institución que, más allá del número y de las limitaciones de materiales y profesionales, marcó toda una declaración de intenciones sobre el hacer y la orientación popular de las producciones y la tarea consciente de planificación cultural, afianzada en la Colección Biblioteca del Pueblo y en iniciativas como el sistema de ediciones territoriales.
“Con la Imprenta estuvieron íntimamente unidos los Festivales del Libro, que dieron continuidad a empeños previos y abonaron el camino para lo que en el paso de no muchos años llegó a ser una portentosa Feria del Libro que desbordó la capital al extenderse a toda la nación. Del desarrollo de la Imprenta surgió, en mayo de 1962, la Editorial Nacional, a la que se debe, entre otros grandes y abundantes logros, la publicación de las Obras completas de José Martí aún hoy vigentes, y que perdurarán como antecedente de la edición crítica de esas Obras, a cargo del Centro de Estudios Martianos, creado en 1977.
“La gran envergadura de lo conseguido por la Editorial Nacional representó un fruto de igual envergadura, y reclamó a su vez un desarrollo mayor, consumado con la creación, en 1967, del Instituto Cubano del Libro, todo un sistema de editoriales que, junto a las de organismos especializados, han vencido los retos de una economía precarizada por el bloqueo estadounidense. En medio de los mayores desafíos se crearon las editoras llamadas territoriales, que han calzado la producción literaria en todas las provincias”, destaca el escritor e investigador Luis Toledo Sande.
En 1967 se creó el Instituto Cubano del Libro en el cual se conformó el sistema de editoriales nacionales y provinciales existentes en el país. Al paso de los años, la escasez de materiales e insumos y los vericuetos del mundo editorial, hoy se afianzan otras expresiones ligadas a la distribución del libro en formato electrónico y la creación de exposiciones e iniciativas para promover la lectura.
En el Día del Libro Cubano no queda en vano el reconocimiento a un sistema que apuesta por difundir la cultura y el conocimiento, por no ver en el libro un privilegio sino una fuente de saber. Como comentara Pedro de la Hoz: “Se trata de cerrar brechas, apelar a la creatividad, impulsar alternativas y pasar del diagnóstico a la acción en el sistema de instituciones relacionadas con el libro, incluyendo, desde luego, la red de bibliotecas públicas y escolares, los medios de comunicación, las escuelas y universidades y los autores”.