Los motivos de Guillén en la cadencia del negro y el son

Los motivos de Guillén en la cadencia del negro y el son
Foto: https://www.lahabana.gob.cu/

La obra de Nicolás Guillén entronca con esa poesía actuante, que identifica al poeta y al revolucionario. Desde temprana edad, su palabra dio muestras de una nacionalidad en trance de consolidación: entera, abarcadora, que cubre todos los registros posibles porque se ha formado con los elementos totales que integran el complejo nacional cubano.

El 20 de abril de 1930, hace 95 años,  aparecieron en el ámbito nacional, en las páginas de El Diario de la Marina, los primeros ocho poemas de Motivos de Son, de la autoría de Nicolás Guillén, con un ritmo verbal del son y la fonética del pueblo negro habanero.

Nunca antes se habían expresado los elementos de la cultura negra como integrante vitalísima de la cultura nacional. Nuestra poesía, y en general nuestra literatura, había ido perfilándose en esa dirección sin lograr aún una síntesis definitiva. Se había escrito sobre el tema negro, se había tratado de imitarlo; incluso, se habían hecho aproximaciones preñadas de un paternalismo no exento de contenido, pero la integralidad del hombre negro no había sido captada en su verdadera dimensión, solo en algunas expresiones populares.

Guillén expresó cabalmente todo, pero no con un sentimiento “negrista”, sino como algo raigalmente cubano, abierto, profundo, que alcanza su alto vuelo poético en la verdadera popularidad.

Nuestro Poeta Nacional, reconocido así como todo merecimiento, tenía a su favor un acertado dominio del idioma y una notable cultura literaria, pero sobre todo venía de la entraña del pueblo cubano. No imitaba el habla popular, la reflejaba con espontaneidad. Y, al mismo tiempo, sabía con la intuición con que lo sabía el pueblo qué decir del habla cotidiana de las capas más humildes.

Fue ocupando el negro, el mulato, su justo lugar en la cultura nacional, mucho más en la poesía de Guillén, el camino francamente antimperialista y revolucionario en el seno de una vanguardia intelectual revolucionaria. Pero la visión se amplía, y ya no sólo es Cuba, también se abarca a Las Antillas como subrayando una comunidad que está presente no solo en el hecho geográfico, sino aún más, en la situación de los países colonizados. Se trataba de una poesía de integración nacional y regional, rebelde, combatiente.

Aunque el poemario Motivos de Son fue reestructurado varias veces, los once poemas que en algún momento formaron parte del mismo responden a los títulos: Negro bembón, Mulata, Si tu supiera, Sigue, Hay que tené boluntá, Búcate plata, Mi chiquita, Tú no sabe inglé, Ayé me dijeron negro, Curujey y ¡Me bendo caro!

Nicolás Guillén siempre ha merecido y merece un lugar especial, no solo por la calidad literaria alcanzada, sino por la invariable dirección popular de su poesía. Un año más tarde, en 1931, en su obra Sóngoro Cosongo, encuentra el camino de la acertada orientación política, que va a ser constante a lo largo de su producción poética y que se anunciaba en los Motivos de Son, por la vía de la identidad con nuestro pueblo.

Ana Rosa Perdomo Sangermés